Marta García, propietaria de la ganadería Val del Mazo, ha compartido recientemente en su perfil oficial de Facebook la peligrosa situación que vivió para llegar hasta la nave en la que guarda la comida que aporta a diario a sus vacas. Literalmente tuvo que jugarse la vida cruzando un peligroso puente sobre el arroyo desbordado que cruza junto a su explotación.

«Buenas tardes amigos desde el infierno. Esto ha pasado de ser la Cantabria profunda al inferno. No os podéis imaginar la situación que tenemos», comienza explicando la ganadera mientras enseña la crecida del arroyo ante el temporal que les afecta.

«Mirad qué situación tengo para a la nave. Esto impone. Qué miedo. Mirad, se ha desbordado completamente el río. Así que vamos a jugarnos la vida… Vamos a jugarnos el tipo», advierte antes de tratar de buscar un lugar por el que sortear el agua.

«Para que luego vengan a mí cuatro vividores dándonos lecciones»

«Voy a intentar pasar de la mejor manera posible para atender a los animales», comenta la trabajadora mientras algunos de sus seguidores la animan a desistir. «Para que luego vengan a mí cuatro vividores dándonos lecciones y chuleándonos el producto», se queja en directo argumentando las «penurias» que pasan los ganaderos españoles y que luego te paguen la carne «a cuatro o cinco euros», denuncia. «¡Me cago en la p…! ¡Con lo que cuesta sacar adelante a los animales!», se queja una vez más.

Mientras retransmitía en directo, Marta García sufrió un resbalón y cayó al suelo: «¡No pasa nada!, estoy bien», comentó tras reponerse de la caída y continuar con su carrera desesperada hacia su nave.

«Mis animales tienen que cenar», repetía una y otra vez García ante los comentarios de los internautas que trataron de convencerla para que desistiera ante la gran crecida del arroyo.

Por último, y tras sortear un viejo puente de madera resbaladizo y cubierto de musgo, Marta animó a sus seguidores a mostrar la realidad del campo español en las rede sociales: «Compartid este vídeo que se entere España entera cómo estamos la gente del medio rural. Si pasa en Madrid ya estaría en los telediarios. Ahora que vengan todos esos animalistas, todos esos ecologistas, todos esos vividores a decirme a mí cómo tengo que cuidar el ganado. Esa es la triste realidad».