Editorial

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Como todos sabemos Frank Cuesta acaba de estrenar una nueva serie sobre caza en su programa ‘Wild Frank’, de DMAX. El pasado domingo tuvo lugar el estreno del primer capítulo de este trabajo, que se completará con dos entregas más. Como es natural, su emisión ha generado un acalorado debate entre partidarios y detractores de esta actividad. Las críticas hacia Frank –de uno y otro lado– no se han hecho esperar, algo previsible cuando se aborda un debate tan pasional con posiciones tan alejadas entre sí.
El ya conocido fanatismo animalista hacía previsible una reacción incendiaria y furibunda por parte de los anticaza. El simple hecho de que Frank Cuesta haga algo tan lógico, saludable y democrático como acercarse a esta actividad para conocerla antes de juzgarla es algo que los radicales nunca le van a perdonar. Los que sufrimos día a día las consecuencias del odio animalista bien lo sabemos. 
En las últimas horas Cuesta ha recibido la carta de un cazador que, educadamente, ha manifestado su disconformidad con el primer capítulo a través de Facebook. La respuesta de Frank también ha llegado a través de las redes sociales, donde en su habitual lenguaje ‘coloquial’ ha dado una respuesta subida de tono al cazador, al que se dirije como «ofendidito». Entendemos que es un rasgo de su propio personaje, pero creemos que esa respuesta ha sido un error por su parte: exponerse a las críticas es algo a lo que un profesional de su talla debería estar acostumbrado. Va en la nómina de todos los que trabajamos en comunicación y nos exponemos a su juicio. Y tampoco es justo confundir la parte con el todo. Muchos otros cazadores han manifestado su agradecimiento y apoyo, especialmente por las declaraciones que ha dejado sobre la caza en diferentes medios de comunicación a lo largo de los últimos días, y no las ha tratado con la misma relevancia ni extensión.
Desde este medio esperaremos a que concluya la serie para expresar nuestro parecer sobre ‘Wild Frank Caza’. No neguemos a Frank Cuesta la oportunidad que los animalistas no le han dado. Mostremos nuestra verdadera dimensión. Hagamos valer nuestros argumentos racionales frente al fanatismo de aquellos que han encontrado en los dogmas y el odio la forma de canalizar su ignorancia sobre el campo y sobre la caza. Desde luego vamos a ver cosas que no nos gustan. Desde luego habrá tiempo para la crítica –y también para la autocrítica–. Pero debemos aguardar para poder analizar la situación con criterio. Aparecer en ‘Wild Frank’ es una oportunidad de oro para acercar el mensaje de la caza al público generalista, una de las grandes necesidades del sector. Y el pasado domingo mostramos nuestros argumentos –ver vídeo superior–.
Más que eso, es justo reconocer a Frank Cuesta el valor que ha tenido al levantar la voz contra el discurso establecido para decir que la caza es necesaria. Que hay caza buena. Esto, que puede parece insuficiente a muchos e irrelevante a otros, tiene un valor incalculable para el sector cuando lo dice un líder de opinión tan importante como él. Lo fácil es escurrir el bulto. Lo sencillo es usar los mantras animalistas. Lo difícil es afirmar que los cazadores son necesarios porque dan vida al medio rural y al medio ambiente. Y hacerlo, además, siendo un referente en la defensa del mundo animal. Frank lo ha hecho sin tapujos, de una manera valiente, en todas las entrevistas que ha concedido.
Sin entrar en el contenido –como decimos, ya habrá tiempo para juzgarlo con una visión global–, el tratamiento técnico de las músicas y las imágenes que hemos visto en esta primera entrega es totalmente aséptico. No se aprecia esa mala intención a la que nos tienen tan acostumbrados los movimientos animalistas, con músicas emotivas y primeros planos que buscan conmover al espectador ante el animal muerto. Por tanto, creemos que es de justicia seguir dando ejemplo al resto de la sociedad y no caer en las fanáticas formas anticaza, que ya han condenado la serie antes siquiera de salir en antena. Desde esta redacción tampoco olvidaremos la emotiva carta que Cuesta dedicó a nuestra compañera Mel Capitán tras su fallecimiento. Sólo eso ya era motivo para darle la oportunidad que se merece.