A menudo nos encontramos con ciertos aspectos en nuestro día a día que, al ser tan habituales, ni siquiera les prestamos atención. Esto puede aplicarse a algunos relacionados con los animales. Por ejemplo, los ojos son una característica que puede diferenciar a los depredadores de las presas y muy pocos saben cómo o ni siquiera se habían dado cuenta.

En esta publicación de Instagram podemos ver el porqué. La leona, depredadora que aparece en las cuatro imágenes, tiene los ojos colocados al frente de la cara. Sin embargo, todas sus víctimas, en este caso las presas, los tienen a los lados.

La diferencia de posición de los ojos de depredadores y presas

Pues bien, todo esto tiene una explicación. Nada sucede por pura casualidad y este caso no iba a ser diferente. Lo cierto es que la evolución ha actuado en estas especies para permitirles evitar la extinción a mano de sus depredadores.

Los herbívoros han adquirido, con el paso del tiempo, la condición de presa. Por ello, estos deben tener un rango de visión más amplio con el que puedan abarcar el mayor ángulo de control de las amenazas de su alrededor.

Por el hecho de tener los ojos dispuestos lateralmente, son capaces de controlar casi los 360º que les rodea y de ver a cualquier depredador que pretenda devorarle. De este modo, puede defenderse adecuadamente de sus ataques.

En su caso, los carnívoros tienen sus ojos situados en la parte frontal de la cabeza. Así consiguen una buena agudeza visual puesto que tan solo necesitan una focalización mejor que les permita calcular las distancias sin errores.

caza de grandes depredadores
Foto: Shutterstock

Las pupilas también son distintas

Hace algunos años, la revista Science Advances publicó un artículo de un grupo de científicos estadounidenses incidiendo en que la forma en que evoluciona la pupila en 200 animales terrestres depende de si hablamos de un depredador o de una presa.

Los primeros tienen las pupilas verticales y estas les permiten controlar mejor la entrada de luz y, así, calcular la distancia que hay hasta su objetivo. Las presas, por su parte, tienen pupilas horizontales. En ellas, la luz penetra más y mejor por los laterales y menos por las partes superior e inferior del ojo. Así puede detectar a los depredadores que se acercan desde distintas direcciones.

Sin embargo, existen excepciones respecto a esta última teoría. Por ejemplo, los tigres y los leones tienen pupilas circulares y no verticales. Los autores del estudio achacan esto a que, al ser más altos, no tienen que compensar tanto otras carencias visuales.

En cambio, los críticos de este estudio exponen otra excepción, como el caso de la chinchilla, que come hierba y tiene sus pupilas verticales. Respecto a esto, Ronald H.H. Kröger, biólogo de la Universidad de Lund en Suecia, aseguró que «hay muchas excepciones para las reglas que los autores piensan que han descubierto, hay muchos factores que se tienen que tener más en cuenta, no sólo la forma de la pupila, o si es grande o pequeño».