Que las cosas en Francia son muy diferentes a las de España no es nada nuevo. Una buena prueba de ello es lo sucedido el pasado 4 de octubre, cuando con motivo del Día Mundial de los Animales, el presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, se encontraba visitando una SPA en Haute-Saône, en Gray. Un grupo de periodistas acudía junto a él y no tardó en preguntarle por su visión de la caza, teniendo en cuenta que las manifestaciones y protestas de los cazadores franceses están siendo noticia en las últimas semanas.

En su pregunta, un periodista planteó la caza como algo incompatible con la protección animal, ante lo que el Macron se mostró tajante: «Un cazador, ama a su perro, ama a los animales, ama la naturaleza, de lo contrario no cazaría». Además añadió que el cazador es un auténtico protagonista en el mundo rural, al igual que los ganaderos, con los que los comparó: «Ni tú ni yo nos levantamos por la noche cuando tienes un animal enfermo», comentó a los periodistas.

Resulta curioso el contraste de la actitud positiva y conciliadora del presidente de la República Francesa, uno de los máximos referentes del socialismo a nivel internacional, y lo alejada que queda esta actitud de la manifestada por los integrantes del Gobierno de España, que lejos de mostrar apoyo a este importante sector encadenan una serie de decisiones políticas que solo están sirviendo para atacarlo.