Sobrestimar tus cualidades como tirador

En ocasiones el cazador puede «tenérselo muy creído». La mayoría de las veces más de lo que debería.
En estas circunstancias lo más seguro es que se falle el disparo. Obviar el viento, no tener en cuenta las cualidades de la munición o las características del arma que se usan pueden dar al traste con el rececho de tu vida.
A pesar de que en España la legislación hace que la práctica de disparos a larga distancia sea muy difícil, si vas a efectuar tiros de esas características debes informarte, aprender y sobre todo practicar. Aquí puedes ver algunos consejos útiles para ello.
Ten en cuenta además que si tu equipo es muy sofisticado puede que esos errores se minimicen, pero nunca desaparecerán si no entrenas. Y por supuesto, si no estás seguro de acertar, no dispares.

Pulsar bruscamente el gatillo


Todos los expertos coinciden en algo, para disparar bien con un rifle no puedes apretar el gatillo de buenas a primeras. Debes dejar que la detonación te sorprenda. Y esto sólo se consigue de una manera: deslizando el dedo índice hacia atrás poco a poco, casi acariciándolo.
No obstante, aquí entra en juego otro factor. Si tienes que realizar un tiro apresurado, por ejemplo en un puesto de cortadero en una montería, lo que tienes que saber es manejar tu arma para que no te pegue la temida «patada», si no quieres que peligre la integridad de tus cejas… Esto sólo se consigue entrenando y utilizando calibres que por tu corpulencia o habilidad puedas manejar sin problemas.

Perder la concentración

¿Tienes la pieza localizada? ¿La has metido en la cruz? Si la respuesta es positiva y aun así fallas, puede que haya algo rondándote la cabeza y que haya provocado que pierdas la concentración.
Respira un par de veces tranquilo. Deja que tu corazón lata más despacio mientras apuntas. Fija la vista en la cruz pero sin perder al animal. Espera a que se cruce y deja que el tiro te sorprenda.

Cargar rápido

Al realizar un movimiento rápido para acerrojar tienes muchas posibilidades de desencararte el arma -si no tienes la experiencia suficiente-. Esto se traduce en dos cosas: tendrás que volver a encarar y apuntar. Por lo que debes aprender a mover suavemente el cerrojo de tu rifle sin bajarlo de la cara para que en caso de necesitar una segunda oportunidad no pierdas tiempo.

No controlar la respiración

El control de tu respiración es algo esencial para realizar un buen disparo a larga distancia. Debes mantener el aire contenido el tiempo justo para poder estabilizar el arma y disparar, pero debes tener en cuenta que si te pasas puedes producir el efecto contrario. La falta de aire acelerará el pulso y descontrolará el movimiento del arma. Lo mejor para realizar este paso correctamente es inhalar y exhalar de manera pausada para calmar los nervios y una vez que hayas centrado el visor en la pieza contener el aire el tiempo justo para accionar el disparador. Según expertos, el tiempo adecuado para realizar correctamente esta acción debe ser de entre cinco y diez segundos, en ningún caso más.

No tener el visto puesto a tiro

Este aspecto es fundamental. Puedes tener el mejor visor del mercado pero si no está correctamente montado y centrado, el resto dará igual. Puede que para un disparo a 100 o 150 metros un pequeño fallo en el montaje o fijación del equipo óptico no importe, pero cuando se trata de disparos a largas distancias influye, y mucho.
Si no estás seguro de saber calibrar el visor correctamente por ti mismo, acude a tu armero de confianza. Él puede hacerlo y además sabrá aconsejarte sobre cuántos centímetros a 100 metros dejar el arma puesta a tiro por encima del «cero», si tu visor no cuenta con torreta balística. En este último caso además puede aconsejarte cómo utilizarla dependiendo de la munición que hayas elegido.

Confiar únicamente en un equipo caro

Actualmente, un gran número de cazadores cree que cuanto más caro sea un equipo, mejor disparará. Y no es así. Vulgarmente suele decirse que «cuenta más el indio que el arco», o lo que es lo mismo, la habilidad del cazador es infinitamente más importante. Bien es cierto que la calidad se paga, pero no necesariamente con lo más caro haremos los mejores disparos. Lo más importante es que tu arma se adapte a tus necesidades y que tú sepas adaptarte a ella. Antes de aventurarte a disparar a largas distancias debes conocer cómo agrupa con diferentes tipos de bala y elegir la que mejor se adapte al arma y a tus necesidades. Esto sólo se consigue entrenando en el campo de tiro.

No tener en cuenta las condiciones ambientales

El aspecto principal a tener en cuenta llegados a este punto no es otro que el viento. Si disparas a 400 o 500 metros, o incluso más, puede que en tu posición corra una leve brisa pero en el lugar donde se encuentra la pieza haga un viento de mayor velocidad. Esto se acrecienta con los desniveles de terreno.
Concéntrate en «leer» el terreno: los árboles, la hierba, el pelaje del animal… todo ello te ofrecerá una visión clara a la hora de actuar en función del viento.