Leocadio Galán posee, desde el año 2005, una granja de cría en cautividad de liebres ibéricas (Lepus granatensis) en Alsasua, en Navarra, en el que tiene unos 1.500 ejemplares. Hace unos meses protagonizó un reportaje en GTV el que explicó cómo nacen, viven y luego repueblan zonas las liebres que cría en cautividad en su explotación, y además, ofreció curiosidades sobre esta especie.

«La línea ibérica la llevo trabajando dos años, nos está costando mucho adaptarla del monte a jaula por diferentes motivos, como el estrés, pero es la única manera de poder sacar un beneficio en cría de liebres en cautividad, ya que haciéndola en cercones no puedes sacar una producción grande como para poder repoblar una provincia, sino que necesitas una granja intensiva en cautividad», comenzaba explicando Galán.

«La gente que cree que porque las liebres están en jaula luego no se van a adaptar al monte está confundida. Estamos a ver si en dos o tres años somos capaces de tener cien hembras con cien machos para que produzcan quinientas crías, y con eso empezar el proyecto de la liebre ibérica», ponía de manifiesto sobre la liebre autóctona de nuestro país y la importancia de su conservación.

Durante el reportaje, también muestra las jaulas de destete: «Tras estar con la madre durante veinte días, las liebres pasan a estas jaulas individuales en las que se les da avena, pienso, hierba y forraje», explica Leocadio. «Hay que dárselo con mucho cuidado porque les entra diarreas. Y aquí tenemos unas ochenta liebres de las dos especies, europea e ibéricas, destetadas de sus madres», explica el criador.

Las liebres del norte, más grandes que las del sur

Leocadio Galán también explica que las liebres del norte peninsular también son más grandes que las del sur del país. Por ejemplo, una liebre de Valladolid tiene la cabeza y el cuerpo más grande que una liebre de Toledo, y lo hace mostrando una rabona pucelana: «Esta liebre es más grande que la que hay en Andalucía, algo que ya se ve con ocho meses de edad, por su tipo de genética. Es preciosa. Aunque estén criadas en jaula, mantienen la fiereza», indica el dueño de la explotación.

La liebre empieza a criar a partir de los ocho meses: «Comienza a parir a finales de enero hasta finales de septiembre y primeros de octubre. La primera camada suele ser desde mediados hasta finales de enero, que suele ser la que menos lebratos da, entre uno o dos; a partir de junio o julio, tiene más animales, y al año cada hembra puede sacar una media de ocho o diez lebratos», explica Galán.

Tiene de 28 a 42 días de gestación y los lebratos nacen al mundo con pelo y los ojos abiertos. Cuando nace, cada lebrato pesa una media de 100 gramos, y cuando se desteta, pesa una media de 300-400 gramos. Al parir una o dos liebres por madre, «los alimenta muy bien, por lo que con un mes y medio, el animal está listo para poder repoblar».

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