Dámaso Barredo perdió el 98% de su visión siendo niño, pero esto no supuso un freno para que pudiese seguir practicando su gran pasión. Ahora narra a Jara y Sedal cómo la practica y cómo es capaz de hacer sus propias moscas.
25/6/2019 | Redacción JyS 

pescador ciego
Dámaso Barredo, durante una jornada de pesca. / D.B.

Las historias de superación de los aficionados a la caza y a la pesca no dejan de sorprendernos. En Jara y Sedal dábamos a conocer hace unos días el caso de José Gerpe, un cazador y pescador ciego que ha dado a todos una lección de superación al seguir practicando sus aficiones favoritas. Hoy hemos hablado con Dámaso Barredo Blanco, un pescador leonés que tiene un bajísimo porcentaje de visión –solo un 2%– pero que se desenvuelve fenomenalmente no sólo practicando su gran pasión, sino incluso creando sus propios aparejos y moscas.
Dámaso, siendo niño, perdió gran parte de la visión, pero eso no es problema para que ejerza su profesión de fisioterapeuta, para que atienda su huerta y sus frutales o para que dedique incontables horas a navegar en su kayak por el pantano del Porma, en León, o por el de Valparaíso, en Zamora.
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Dámaso Barredo, durante otra jornada de pesca. / D.B.

A Dámaso le encanta la pesca del lucio, de la trucha, la carpa, la boga, los barbos o los basses. Además, es capaz de fabricar sus propios señuelos, como spinner baits, moscas y otros. Con su buen trato y su carácter afable, señala a este medio que «utilizo una lupa de relojero para hacer las moscas. Hago lo que puedo, porque hay ciertas moscas que no puedo hacer, pero lo intento», explica Dámaso.
«Moscas secas no hago, me centro en ninfas o emergentes, que se prestan más al tacto», sigue relatando el pescador, que siempre pesca con buldog. Dámaso tiene entre un 1 y un 2% de agudeza visual, por lo que tiene que tirar mucho del tacto a la hora de pescar. «Últimamente pesco casi siempre con el kayak. Antes iba mucho al río, pero ahora me apaño peor, por lo que acostumbro más los embalses».

José Gerpe, el cazador y pescador ciego que dio a todos una lección de superación

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Gerpe y sus compañeros tras una jornada cinegética. / J.G.

El pasado mes de mayo fue protagonista en Jara y Sedal la historia de José Gerpe, que a pesar de quedarse ciego a los 11 años, es cazador y pescador desde los 15. Ahora, a los 45, sigue practicando ambas aficiones como «motor» de su vida y su tiempo libre cuando su trabajo como vendedor de cupones se lo permite. Su testimonio emociona: «Si quitaran la caza sería más traumático que cuando perdí la vista», reconoce Gerpe a Jara y Sedal. Te contamos su historia aquí. 

Otras dos grandes historias de superación que fueron protagonistas en Jara y Sedal

cazador y pescador invidente
El primer día que Tachi se unió a la cuadrilla tras el accidente sus compañeros le regalaron un nuevo chaleco firmado. / T.

Para finalizar, recordamos otras dos grandes historias de superación que fueron protagonistas en Jara y Sedal. La primera de ellas es la de José Manuel Suárez «Tachi», un jovencísimo cazador que en 2015 sufrió un accidente al caerse desde una roca durante una cacería cerca de la localidad leonesa de Almuzara que le dejó en una silla de ruedas. Es vecino de Robles y, por supuesto, sigue siendo un apasionado del mundo cinegético porque es su filosofía de vida. Esta es su historia.
También el pasado 18 de febrero, un caso similar fue protagonista en este medio. Fue el de Javier Díaz, cazador de la localidad madrileña de Navalcarnero, al que el pasado mes de enero un problema en la arteria femoral le cambió la vida: tuvieron que amputarle una pierna. Tras la operación llevada a cabo en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, en Móstoles, tuvo la caza como terapia para afrontar el día a día tras el grave problema que sufrió. Su encomiable testimonio revelado a este medio es todo un ejemplo a seguir.