‘Cuaderno de lobos’ recoge las experiencias y conocimientos de José Ramón de Camps sobre este animal en la Reserva de la Sierra de la Culebra y Pirineos. Una recopilación de información realmente fascinante, una enciclopedia donde plasma las claves para su conservación en unos tiempos tan convulsos para un animal extraordinario. En Jara y Sedal lo hemos entrevistado.

21/4/2018 | Lucía Rubio

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Lobos Ibéricos. /Shutterstock

Pregunta. ¿Por qué un obra tan ambiciosa sobre el lobo?

Respuesta. Siempre ha sido una especie problemática. De un tiempo a esta parte, las guerras declaradas entre los colectivos que se sienten afectados por las políticas para su conservación como especie están llegando a un punto de difícil retorno. Es urgente que ganaderos, ecologistas, cazadores, naturalistas y científicos lleguemos a unos consensos mínimos para su necesaria supervivencia. Sin la ayuda del hombre, paradójicamente su mayor enemigo, será imposible que lo consiga en un futuro no muy lejano. Me propuse ofrecer el punto de vista de un cazador para explicar cómo el lobo transforma nuestro ecosistema, su función como regulador selectivo de las poblaciones de herbívoros, la necesidad de un equilibrio entre sus poblaciones y la ganadería o  la importancia  de una caza selectiva protegiendo siempre a sus manadas, base de su supervivencia. He querido también en este libro hacer un pequeño homenaje a Josechu Lalanda, tristemente fallecido. Colaborador de Félix Rodriguez de la Fuente, ha sido el dibujante naturalista más importante que ha existido en España. En el libro recojo la mayor parte de su obra gráfica sobre el lobo impresa en un papel de máxima calidad y, por último, incorporo mis largas conversaciones con Ramón Grande del Brío, uno de los mayores especialistas de esta especie.

P. Félix Rodríguez de la Fuente nos acercó un poco más a este enigmático cánido, pero aún sigue siendo una incógnita para la gran mayoría de la sociedad. ¿Qué destacaría de este animal?

R. Sus manadas; son la base para su supervivencia. Muchos científicos piensan que el vínculo social y el hábito de cuidarse entre ellos, unos a otros, sólo se da en los seres humanos y de algunos primates. La manada asegura la reproducción y la supervivencia y constituye un marco de apoyo afectivo para sus miembros, además de una escuela de aprendizaje para los cachorros. Se necesitan entre ellos para comer y cada uno cumple un papel específico. Como escribió en 1894, en El Libro de la Selva, el prestigioso escritor Rudyard Kipling, «la fuerza de la manada es el lobo y la fuerza del lobo es la manada». Es imprescindible mantenerlas e intentar, en la medida de lo posible, no alterarlas

P. Conocerá curiosas anécdotas sobre la inteligencia y capacidad resolutiva de estos animales.

R. En mis conversaciones con Ramon Grande del Brío tuve la oportunidad de escuchar muchas historias sobre lobos vividas personalmente por él y que narro en el libro, pero me impresionó cuando me contaba cómo una pareja de lobos, para protegerse de otros grupos más numerosos, se colocaban bajo los puentes para amplificar el sonido de sus aullidos.

P. La situación cinegética del lobo en la Península y la actual polémica sobre la especie le convierten en el foco de un debate que parece ya interminable. Como conocedor de este animal, ¿cuál es la situación real de sus poblaciones?

R. Según el reconocido científico Juan Carlos Blanco, sus poblaciones en los últimos 30 años se han incrementado. Hoy son estables y con tendencia al aumento. En el norte gozan de buena salud y se extiende de forma continua, mientras que en Andalucía se hallan en peligro de extinción. Blanco concluye que, «en las tres primeras décadas de su proceso de recuperación, los lobos se han expandido rápidamente por zonas que no oponían gran resistencia porque los daños al ganado eran escasos. Pero, poco a poco, la población ha alcanzado regiones donde, o bien hay elevados conflictos con la ganadería, o bien están demasiado humanizadas».

P. En este conflicto constante surge una polémica: ¿es ‘correcta’ o no la caza del lobo? ¿Cuál es su postura?

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José Ramón de Camps, autor de ‘Cuaderno de lobos’.

R. Defiendo al cazador como una figura imprescindible para la cohabitación entre los ganaderos y los lobos que viven en un mismo territorio. Me baso en las conclusiones del Manifiesto sobre la conservación del lobo, aprobado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 1973 y revisado en 1983, 1996 y 2000. Esta institución declaró que puede surgir una necesidad, demostrada científicamente, de reducir poblaciones de lobos y, entonces, será conveniente reducir determinados individuos en beneficio del conjunto de su población. Estas situaciones, aclara, pueden ser debidas a una competencia económica indebida o a un ratio depredador-presa desequilibrado que afectaría adversamente a ambos. En estos casos, concluye, será necesario y positivo reducir temporalmente sus poblaciones con medidas selectivas y supervisadas científicamente. Este manifiesto, consensuado por científicos y asesores expertos de la UICN, sigue hoy vigente. En España, en 2004 la Estrategia para el control del lobo fue aprobada por la Comisión para la Protección de la Naturaleza y ratificada por la Comisión del Medio Ambiente, en 2005, y también se  especificaba que el control del lobo puede ser necesario para prevenir o aliviar los daños al ganado doméstico, en determinadas zonas. Por último, existen asociaciones que aceptan estos controles con objeto de regular sus poblaciones, como el Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS). Sus responsables consideran necesario el control de los lobos en la vertiente asturiana, donde la escasez de animales salvajes provoca que, prácticamente, solo ataquen a ganado doméstico. Su caza selectiva es, por tanto, necesaria para el equilibrio de esta especie.

P. ¿Está en contra de que se cace en monterías o batidas?

R. Las monterías no permiten seleccionar al ejemplar corriendo el riesgo de abatir al macho alfa, la hembra dominante… Estas pérdidas son muy negativas para las manadas, que necesitan miembros con responsabilidades y tareas diferenciadas. Las batidas ponen a los habitantes de los pueblos en su contra, siendo además muy poco productivas ya que los resultados suelen ser escasos. Lo ideal sería autorizar su caza selectiva, eligiendo individuos concretos.

P. Ganaderos y lobos están destinados a coexistir, urge encontrar soluciones para la convivencia entre ambos.

R. Podemos discutir si son reales todos los daños atribuidos a los lobos o en qué porcentaje son falsos, o si el número absoluto de ganado muerto por este predador es o no irrisorio en comparación con la cabaña ganadera total española o si no sería necesario obligar, a aquellos que posean ganado ovino, a defenderlo con mastines y a electrificar sus granjas. También se podrían utilizar métodos preventivos como rodear los pastos con cuerdas en las que se atan banderas de plástico sabiendo que el lobo teme un objeto desconocido en movimiento; o incorporar burros a los rebaños, que con sus largas orejas los localizan antes que los mastines avisando con sus rebuznos a pastores y perros; y, por qué no, adoptar mecanismos electrónicos de luz y sonido que detectan sus movimientos. Otra opción es reintroducir herbívoros salvajes como ciervos, corzos y muflones en las zonas con ganaderías extensivas para que no se ceben tanto con el ganado doméstico. Pero la realidad es muy tozuda, y si estos ataques no se reducen el conflicto irá a más. Si no protegemos a los ganaderos y defendemos sus explotaciones, ampliando y agilizando las indemnizaciones por daños causados, el campo español puede volver a ver la desaparición del lobo a través del temido veneno, como ocurrió ya anteriormente en países como Francia, Alemania o Inglaterra. No hay sistema más fácil para liquidar en unos días a una pareja de lobos que se han cebado en un rebaño de ovejas determinado.

P. ¿De qué manera se podría hacer entender a la sociedad la importancia del papel de la caza para la conservación?

R. Existe un trabajo a largo plazo que ya se está haciendo a través de asociaciones, consejos internacionales y fundaciones, y sobre todo con el ejemplo diario de un cazador naturalista, selectivo, respetuoso con su entorno, apasionado y conocedor de la flora y fauna del hábitat donde caza y comprometido con la conservación de la naturaleza. Es lógico que mucha gente que desconoce esta afición, este a priori en contra de la misma, pero cuando a muchos de ellos se les explica el por qué somos cazadores y la labor que realizamos, algunos cambian de opinión o al menos respetan nuestras convicciones y afición. La propia  organización internacional ecologista WWF publicó un comunicado en el que analiza la caza de trofeos de animales cinegéticos reconociendo que «ha demostrado ser una herramienta efectiva de conservación en algunos países y para algunas especies, incluidas las especies en peligro».

P. ¿A qué atribuye la decadencia de la especie en el sur del país?

R. El lobo necesita espacios abiertos. Yo he crecido cinegéticamente en Extremadura, históricamente una de las grandes zonas loberas de España, y desde que se empezaron a cercar las fincas con vallas cinegéticas ha ido desapareciendo. Se recluyó en la Sierra de San Pedro, pero hoy prácticamente ha desaparecido. Ramón Grande del Brío especifica que ninguna especie sobrevive por completo a la alteración de su ambiente por causas artificiales. La comunidad científica está convencida que el lobo no podrá sobrevivir en un futuro si al mismo tiempo no sobrevive su hábitat natural.

P. Para concluir, ¿por dónde pasa su conservación?

R. Las poblaciones loberas se encuentran estables y con una ligera tendencia al aumento. Es evidente que tendremos que aceptar un cierto nivel de conflicto allá donde coexistan hombre y lobo. Lo importante es encontrar soluciones que contenten a todos y que, como explica el doctor David Mech, prestigioso científico y referente mundial sobre este animal, se tendría que entender y aceptar por parte de todos los involucrados en la gestión del lobo, que hay que protegerlo en muchos  lugares, hay que controlarlo en algunas zonas determinadas y también hay que reintroducirlo en otras. 

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