1. Practica en el campo antes del lance de caza

Antes de pegar a la bola los golfistas realizan un swing de práctica para coger sensaciones. Antes de que los perros muestren una perdiz, antes del lance de caza, tómate un momento para encarar tu escopeta y desentumecer los músculos simulando algún lance. Conseguirás dos cosas: refrescar los conceptos que ya aprendiste y asegurarte de que la ropa, los guantes o las gafas de tiro no te molestan al realizar un encare rápido.

2. Encara con la guardia alta

El swing perfecto nace de las caderas. Si te quedas rígido como un tronco sólo conseguirás tiros traseros. Tus movimientos han de ser suaves y decididos, siempre acompañando la subida del arma y con la vista puesta en el objetivo. Ese es el truco definitivo para cerrar un lance de caza menor con éxito.

Ese momento, y no antes, es el perfecto para retirar el seguro, justo antes de posar tu mejilla en la culata. También es fundamental que tus pies estén alineados con la pieza para que la postura sea lo más estable posible.

3. Lleva la escopeta de forma adecuada

Fallarás más tiros de la cuenta si no llevas el arma lista para la acción. En cualquier momento puede saltar la liebre o levantarse un bando de perdices, así que olvídate de las cómodas correas portafusil, de apoyar el cañón en tus hombros o de portar la escopeta con una sola mano si no quieres llegar tarde al lance.

La forma correcta, si eres diestro, es caminar sujetando el pistolet con la mano derecha y el guardamanos con la izquierda.

4. Controla tus impulsos durante el lance de caza

Demasiada tensión puede llegar a bloquearte y arruinar el lance de caza. Si tu perro lleva 15 minutos mostrando una pieza, no desesperes. Es normal que te asalten los nervios, pero si no logras controlarlos puede que, cuando la patirroja decida desplegar sus alas, serás incapaz de levantar la escopeta con la naturalidad necesaria dejando el cartucho sin disparar. No te presiones, pues es algo que repercutirá negativamente en tu puntería.

5. No creas que ya lo sabes todo

¿Te suena aquello de «has fallado porque lo has visto muerto y has levantado la cara»? Pues sí, incluso los cazadores más experimentados llegan a creer que los lances de caza con un conejo o una perdiz no encierran ya ningún misterio para ellos y salen al campo con un exceso de confianza.

La consecuencia es un mal encare en el momento del disparo. Recuerda: no subestimes nunca a tus objetivos y céntrate en abatirlos. Sigue la pieza, corre la mano y no detengas el movimiento del arma con la detonación.

6. Descubre tu ojo director

Elige un punto en una pared que esté situado a unos cinco metros de distancia. Después, coloca tus manos delante de tu rostro con las palmas hacia afuera de manera que al unir los dedos pulgares e índice se forme un espacio de forma triangular.

Mira a través de él y ve acercando poco a poco las manos hacia ti. Al llegar a tu rostro lo normal es que cubran un ojo y dejen libre la visión del otro: éste es el dominante. Sabiendo este dato, tómate el tiempo necesario para practicar la puntería y recordar dejar siempre los dos ojos abiertos al disparar.