El paraíso para un conejo, especialmente en la época estival en la que el pasto comienza a agostarse, es una instalación como la siguiente, en la que hay cientos y cientos de ellas recién brotadas esperando para ser vendidas. Se trata de un vivero al que el pequeño mamífero se coló y comenzó a darse un festín con algunas de ellas con una total parsimonia delante de la persona que graba, ya que no huye del lugar.

Cuando llega el verano, la mayoría de los brotes se secan debido al intenso calor, por eso el conejo busca los lugares más recónditos para llegar a los tallos más frescos… y en este caso, el de la filmación ha tenido la suerte de dar con un manjar como este.

No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque esta imagen pueda parecer graciosa o simpática, en muchas ocasiones puede llevar a la ruina a muchos agricultores que sufren plagas de esta especie en sus zonas, especialmente en algunas de Castilla-La Mancha o Aragón donde los conejos sobreabundan actualmente.