Como ya hemos explicado en otras ocasiones, la lluvia es un factor determinante para la perdiz, porque de ella depende el celo y el éxito de la reproducción, la existencia de refugio, cobertura para nidificar y el alimento. De hecho, se relaciona la existencia de lluvias veraniegas con que los bandos sean más grandes. Sin embargo, que llueva mucho o de golpe tampoco es bueno, porque puede echar al traste sus nidadas. Si además con esas tormentas llega el granizo, las consecuencias pueden ser fatales, especialmente cuando los pollos aún están en fase de desarrollo.

El barro dificulta su desplazamiento, y si se mojan pueden morir de enfriamiento. La dificultad de desplazarse también hace que los depredadores los puedan detectar con mayor facilidad y a la vez estarán menos nutridos: es decir, serán presas fáciles. Hay determinadas cosas contra las que no podemos hacer nada, pero otras en cambio sí.

Un cazador crea un refugio para las perdices. © Edu Pompa
Un cazador crea un refugio para las perdices. © Edu Pompa

Cómo hacer un refugio a prueba de granizo para la perdiz

Si cae granizo en verano es posible que los proyectiles de hielo causen numerosas bajas entre los perdigones. Para evitarlo coloca, cada cuatro o cinco hectáreas, dos palés apoyados el uno sobre en aquellos lugares querenciosos donde sabemos que suelen andar los bandos: cerca de bebederos o comederos, en las lindes de cultivos, junto a rastrojos y barbechos… Sitúalos a modo de tejado a dos aguas y únelos con alambre. Rellena los huecos que queden entre las tablas de madera con ramas entrelazadas. La idea es que sea lo menos permeable posible pero utilizando la vegetación del lugar. Las retamas, jaras, estepas y escobas suelen ser perfectas para construir este tipo de refugios. Si cabe la posibilidad de que el viento pueda mover la estructura, afianza la base colocando tierra a su alrededor. 

Con este refugio las perdices y sus pollos podrán protegerse cuando el cielo oscurezca y empiecen formarse la tormenta. Otra de las ventajas de este método es que es sencillo y muy barato: para hacerlo solo necesitarás un par de palés y un poco de alambre.