1. Tapa las bocas con los capillos

Localiza una zona de madrigueras y reconoce el terreno: tu objetivo es localizar todas las entradas de las madrigueras que haya para cubrirlas con ayuda de estas redes. Si dejaras alguna libre te arriesgas a que los conejos escapen por ella quedándote con cara de tonto. El sistema es muy sencillo: extiende el capillo por toda la boca de manera que cuando el conejo salga corriendo quede enredado en él y puedas atraparlo.

2. Los bichos, a la hura

Un mustélido como el hurón, bien domesticado y adiestrado, puede llegar a ser el compañero de caza perfecto. Trátalos bien, mantenlos siempre en su peso ideal y deja que trabajen. Sólo tienes que esperar: ellos son los cazadores. Si las madrigueras elegidas están habitadas por conejos, ten por seguro que las desalojará.

3. Se rápido en capturar los conejos

Esto es una batalla sin cuartel entre predador y presa… con el hándicap de que se libra bajo tierra, por lo poco puedes hacer para controlarla. Desde el momento en que introduces el hurón en la boca tienes que estar concentrado y alerta. Su olfato y su instinto no tardarán en localizar al conejo, que con la intención de huir saltará en un abrir y cerrar de ojos por alguno de las salidas. No pierdas de vista ninguno de los capillos: cualquiera puede ser el elegido. Cuando veas que uno queda enredado en una malla, corre hacia él y trata de liberarlo rápidamente antes de que logre zafarse y lo pierdas.