En los extensos campos de Gimenells y El Pla de la Font, en la provincia de Lleida, la naturaleza volvió a sorprender a un agricultor. Jorge Zuferri Naval, que además de agricultor es cazador, fue testigo de una escena digna de documental: decenas de cigüeñas rodearon su maquinaria mientras cosechaba. Sorprendido por el inusual espectáculo, grabó las imágenes y decidió compartirlas con Jara y Sedal.
Durante la grabación, puede verse cómo las aves se agrupan en torno al tractor, abalanzándose sobre el terreno recién removido. La escena, aunque cada vez más habitual en ciertas zonas agrícolas, no deja de impresionar por el tamaño del bando y su comportamiento. Las cigüeñas, lejos de limitarse a sobrevolar la zona, descienden activamente para aprovechar el paso de la cosechadora.
«Nunca había visto algo igual»
Jorge lo tiene claro: «Siempre ha habido bastantes cigüeñas por aquí», explica, pero remarca que lo vivido aquel día fue excepcional. «Como en esta ocasión nunca antes había visto algo igual», añade. Lo que más le impactó fue la sincronización del grupo, que parecía haber esperado el momento preciso en que el tractor dejaba al descubierto presas potenciales.
Este fenómeno se ha repetido con cierta frecuencia a lo largo del verano en otras zonas agrícolas del país. En ocasiones anteriores, se ha podido documentar cómo estos bandos aprovechan el bullicio de la cosecha para alimentarse de insectos, roedores, e incluso de pequeñas crías de aves o conejos que quedan expuestas al paso de la maquinaria.
Escenas similares en otras provincias
Lo ocurrido en Lleida recuerda a otros episodios documentados por este medio. Hace poco más de dos años, un agricultor en Vencillón, en Huesca, grabó cómo más de 200 cigüeñas seguían su tractor mientras trabajaba. Y en junio de 2021, en Villalón de Campos (Valladolid), se filmó a un centenar de cigüeñas y decenas de aves rapaces tras una empacadora que dejaba al descubierto polladas de codornices.
Estas escenas evidencian que el campo español se ha convertido en un escenario habitual para este tipo de interacciones entre fauna salvaje y actividad humana, especialmente en periodos secos donde la comida escasea.
Un ave oportunista
La cigüeña blanca, ave emblemática en muchos pueblos ibéricos, es carnívora y muy oportunista. Su dieta se basa en pequeños mamíferos, anfibios, insectos y crías de aves. Durante los meses más calurosos, como el verano, es frecuente verlas en campos secos alimentándose de ratones e insectos que huyen de las máquinas agrícolas.
Cuando disponen de agua, su comportamiento cambia: buscan alimento en charcas, capturan peces y ranas, y se alejan de los entornos más áridos. Esta versatilidad explica por qué pueden adaptarse tan bien a distintas condiciones y por qué cada vez se las ve con más frecuencia en plena faena del campo.