Se trata de una forma de supervivencia: cuando falta el pasto, las liebres tienen que tirar de la proteína de los alimentos más cercanos que tengan, aunque no cumpla las reglas de su propia naturaleza. El estudio recoge un hecho incluso irónico a la selección natural: las liebres también comen lince muerto en Canadá, su principal depredador.
14/1/2018 | Redacción JyS

Liebres en Canadá alimentándose de carroña.

Un científico ha grabado diferentes liebres en el territorio canadiense de Yukon comiendo carne para complementar sus dietas durante el invierno. En los meses de verano, los mamíferos se alimentan de la vegetación, pero cuando la nieve cubre el paisaje y las temperaturas descienden a 30 grados bajo cero, las liebres hambrientas buscan cadáveres incluso de su misma especie para alimentarse. 
Se trata de una forma de supervivencia: cuando falta el pasto, las liebres tienen que tirar de los alimentos más cercanos que tengan, aunque no cumpla las reglas de su propia naturaleza. Fue el profesor de la Universidad de Alberta Michael Peers el encargado de llevar a cabo un estudio sobre el fenómeno publicado por National Geographic. Además, en éste se recoge un hecho incluso irónico a la selección natural: las liebres también comen lince muerto en Canadá, su principal depredador.
«Fue sorprendente ver el hecho por primera vez», dice Peers, que señala que esto lo hacen las liebres para aumentar su ingesta de proteínas durante los momentos difíciles. En el estudio se instalaron cámaras ocultas junto a los restos de carroña cerca del Monte San Elías, en la frontera de Alaska. Las imágenes han revelado que 20 de los 161 restos de carne expuestos han sido comidos por liebres.
En este sentido, National Geographic explica que estas imágenes dan a entender que los animales no se clasifican tan fácilmente como herbívoros o carnívoros, y que las liebres comen carne regularmente en estos lugares por propia supervivencia.

Además de carne, también pescado

Ya en el año En 2010, el biólogo Kevan Cowcill, mientras estudiaba las poblaciones de mamíferos en Ontario, instaló latas de sardinas parcialmente abiertas en todo el bosque boreal. En lugar de lobos comiéndose el pescado, su cámara captó a las liebres.
«Se levantaban sobre sus patas traseras y sacaban las sardinas de la lata que estaba clavada en el árbol», recuerda Cowcill, que no llegó a publicar las observaciones en una revista científica.
Uno de los descubrimientos más extraños entre los datos recientes, dice Peers, es que las liebres comen las plumas de los restos de urogallos. Se desconoce cómo sus estómagos pueden digerir estas plumas, que pueden ser una fuente de fibra.
«Se sabe que muchos animales que asumimos que son herbívoros realmente consumen carne», añade.  La ingesta intencionada de plumas, que en su mayoría están hechas de queratina y contienen poca proteína, es extremadamente poco común entre los mamíferos.
 

Mismo ejemplo en otros animales

También el científico se sorprendió al descubrir que las liebres defenderían sus cadáveres de otras liebres y muchos otros estudios en América del Norte. Animales vegetarianos que viven en el frío como las ardillas de tierra del Ártico han sido vistas cazando roedores, sacándolos de madrigueras y llevándolos a sus propias guaridas para consumirlos. Se han visto también conejos cazando urogallos en los Apalaches, vacas alimentándose de huevos de aves y polluelos en Wisconsin, castores comiendo salmón muerto en Alaska y venados en las Dakotas asaltando nidos de aves. 

Los jabalíes, también «cazados» 

 
La faceta carroñera del suido es algo muy conocido entre los cazadores, aunque no es nada fácil de documentar, por ello las imágenes de un jabalí comiendo los restos de un macho de corzo que yace sin vida en la calzada, cobraron un gran protagonismo. Aunque advierte la presencia de los hombres que han parado su vehículo, se niega a abandonar el lugar y no le importa que le graben.