Senén Ramos es jefe de la cuadrilla Monteiros Ribeira Sacra de Orense, famosa por abatir unos cuantos jabalíes vakamulos, y enfermero de urgencias en el Hospital de Orense, el frente desde el que lucha cada día contra el coronavirus.

Redacción JyS

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Senén Ramos, en el hospital y en el monte con un jabalí. / JyS

Senén Ramos es un conocido de esta web. Hace casi un año le entrevistamos como jefe de la cuadrilla Monteiros Ribeira Sacra, célebre por abatir unos descomunales jabalíes conocidos como ‘vakamulos’ en la provincia de Orense. Pero esta vez no hablamos con el Senén cazador. El teléfono lo descuelga uno de los enfermeros de urgencias del Hospital de Orense donde cada día mira cara a cara a otra bestia: el coronavirus.

Orensano de 52 años, la mayor parte de la trayectoria profesional de Senén ha transcurrido en la unidad de pacientes agudos de psiquiatría del Hospital de Orense. Desde noviembre de 2019 trabaja en las urgencias de este mismo centro, «el primer muro de contención contra la epidemia del coronavirus», nos explica.

Coronavirus: caos, colapso, falta de suministros…

«La situación es muy preocupante», nos explica Senén. «Estamos teniendo una avalancha de casos, y ahora el coronavirus está pegando muy fuerte en las residencias de ancianos. España es el segundo país más longevo del mundo tras Japón. Galicia es la comunidad con la población más anciana de España, y el virus está afectando a muchísimas residencias geriátricas».

«La capacidad de los hospitales provinciales en Galicia (1.415 casos de coronavirus y 22 muertos en el momento de redactar esta noticia) está sobrepasada. Ya no hay camas, y se está habilitando un hospital solamente para enfermos de COVID-19».

Escasez de material de protección contra el coronavirus

«En urgencias nos llega todo tipo de casos: pacientes oncológicos o que necesitan diálisis, personas con fiebre y tos… y sufriendo una carencia de material de protección. Y si no nos cuidan a nosotros, ¿quién se va a hacer cargo de la salud de la sociedad? No quiero decir que las autoridades nos hayan dejado en el olvido, pero sí reclamamos más protección. Si nosotros nos venimos abajo, que como decía somos el primer muro de contención, se viene abajo todo».  

Lucha sin cuartel

«Cuando entro en urgencias cambio el chip. Aparto el miedo, aunque es inevitable tenerlo cuando vuelvo a casa con mi familia, aunque ni mi mujer ni mis dos hijas sean personas de riesgo», nos confiesa Senén. «Lógicamente, ahora no puedo estar en contacto con mis padres, pero eso da igual ahora. Ya habrá tiempo».

El jefe de la cuadrilla de los Monteiros Ribeira Sacra sabe que en esta batalla no se puede bajar los brazos. «Nos llegó un enfermo de 60 años muy crítico, un COVID-19 positivo. Venía muriéndose, saturando un 40% de oxígeno. Era joven y luchamos. Cuando logramos reanimarlo estaba empapado en sudor. Había entrado en coma, no respondía a estímulos, y horas más tarde te hablaba, te conocía», narra con emoción en la voz.

Solidaridad ciudadana: «Chino tlae matelial»

Durante el estado de alarma Senén ha sido testigo de varios gestos de solidaridad de los ciudadanos con el personal sanitario. «Recuerdo especialmente el quinto día de confinamiento, cuando llegó a urgencias un ciudadano chino con un montón de bolsas repletas de material de protección: guantes, gel hidroalcohólico, mascarillas… Chino tlae matelial, dijo literalmente. Nos dejó connomovidos».

«Se agradece muchísimo el aplauso de la gente desde sus balcones, pero es crucial es que la población se quede en casa, que apliquen esta norma a rajatabla. Es la única forma de evitar que se propague la epidemia».

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