El guarda Adrián Martínez abatió junto a un cazador este lunes, 16 de mayo, en un rececho organizado por la orgánica Caza Salvaje & Safaris -dirigida por Gonzalo García-Germán– un viejo corzo con sus cuernas ‘unidas’ en las rosetas: «Nos estaba costando mucho dar con él, porque era viejo y dominaba mucho terreno», explica Martínez. «Al final hemos tenido que hacer una estrategia diferente a la que estábamos utilizando», añade el guarda de este coto de la provincia de Soria en palabras a Jara y Sedal sobre un lance a un cérvido con un trofeo único.

Ya este domingo, 15 de mayo, estuvieron haciendo una espera en un alto donde el cérvido dominaba muchos puntos: «Al final, si te ponías a recechar, él se daba cuenta de nuestra presencia antes que nosotros de la suya», señala sobre las dificultades que ofrecía el lance a este animal.

La espera que llevaron a cabo este domingo fue fallida: «Luego intentamos rececharlo, pero tampoco fue posible», añade.

Así dieron con él 24 horas más tarde

En la mañana de este lunes, con las primeras luces del día, cazador y guarda localizaban a una corza y a un macho joven y, «por la querencia que tenía el animal, sabía que tenía que estar dentro de un pinar», explica Martínez sobre el macho que buscaban. Sobre las 9:15 horas, el guarda se subió a un alto para controlar más terreno y dejó al cazador en un lugar alto también. A los pocos minutos el gran corzo daba la la cara: «Muy esquivo, a unos 200 metros, apareció».

Rápidamente, el cazador apoyó su rifle Sako 85 en calibre .270 Winchester Magnum y metió a la pieza en el visor. «Fue un lance precioso por lo que nos había costado», reconoce Martínez. «Era un macho viejo que se las sabía todas; lo habíamos intentado recechar, abatir en espera… y no había manera», añade.

El bonito trofeo del animal contaba con siete puntas. © A. M.

«Un portento» de trofeo

Sobre el trofeo, explica que «es espectacular, ya que es un macho viejo de los que no pasa el aire entre las cuernas». Tiene siete puntas que nacen de dos cuernas unidas entre sí «con un rosetón de infarto» y sus cuernas miden unos 28 centímetros de alto. «Es todo un portento», indica sobre el trofeo el guarda.

Imagen en la que se pueden apreciar las enormes rosetas de sus cuernas. © A. M.

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