El ‘Estudio epidemiológico de tuberculosis animal: evaluación de la interfaz bovino-fauna silvestre’, presentado en Castilla y León este miércoles, defiende que la caza contribuye al control de la tuberculosis. La presentación ha tenido lugar en El Barco de Ávila, con la asistencia del director general de Producción Agropecuaria de la Junta de Castilla y León, Agustín Álvarez.

El responsable del estudio, Christian Gortázar, catedrático de Sanidad Animal, ha expuesto los resultados del trabajo realizado en colaboración con los servicios veterinarios oficiales, los ganaderos, titulares de cotos de caza y cazadores de la zona. Atendiendo a este trabajo, la evolución del estatus sanitario de la ganadería bovina en Castilla y León es «muy positiva» gracias, en parte primordial, a la actividad cinegética. De hecho, en la última década se ha pasado de tener pruebas positivas en tuberculosis bovina en el 4,16% de las explotaciones, a contabilizar en la actualidad «sólo el 1,43%».

Del análisis de la información relativa a la caza se han extraído dos conclusiones relevantes: la caza contribuye significativamente a la regulación de las poblaciones de jabalí del área de estudio, con lo que ayuda a controlar la principal población de hospedadores infectados. Pero, en segundo lugar, el estudio también indica que hay margen para mejorar la contribución de las actividades cinegéticas a la mejora de la sanidad, particularmente en relación con la gestión de las piezas abatidas y sus vísceras.

En relación al ganado bovino se concluye que el riesgo de tuberculosis en explotaciones bovinas de la zona de estudio viene determinado por el uso de pastos de montaña en la ‘zona de alta prevalencia’ y la fragmentación de pastos, que facilitan tanto el contacto entre rebaños bovinos como las interacciones con hospedadores silvestres, así como por la escasa bioseguridad en el aporte de agua y alimentos al ganado.