El aumento de la población de jabalíes amenaza el éxito reproductivo de las aves acuáticas del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel y de otros humedales de la cuenca alta del Guadiana.
Esta es la principal conclusión de un estudio científico liderado por la Universidad Complutense de Madrid y hecho en colaboración con científicos del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de la Universidad de Castilla-La Mancha y de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
El estudio, publicado en la revista Ecological Indicators, señala que el incremento de jabalíes que se está produciendo en casi el 80% de los humedales afecta también a la población del conejo silvestre, que es una presa clave para muchos depredadores amenazados, como el águila real.
Un impacto del jabalí que llega a ‘niveles insostenibles’
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La investigación muestra que el jabalí, gracias a sus características (mamífero omnívoro, prolífico y muy adaptable), se está expandiendo en los veintiséis humedales analizados, sobre todo en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, donde su impacto está llegando a ‘niveles insostenibles’, advierten los autores.
La protección de ciertos entornos y especialmente la ausencia de caza favorecen la proliferación del jabalí, lo que tiene un efecto cascada sobre el conjunto del ecosistema.
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«Su abundancia condiciona la productividad de toda la comunidad de aves acuáticas que se reproducen en las orillas o en islas de las lagunas, ya que los nidos son destruidos por él», añade Christian Gortazar, investigador del IREC.
A la vista de estos datos, los investigadores proponen mejorar la gestión y el seguimiento de las poblaciones de jabalí a largo plazo con ayuda de indicadores poblacionales.
«Un buen indicador de la población del jabalí es el índice de estimación de la abundancia del jabalí (FBII). Un valor superior a 0,2 indica una tasa elevada que reduce ‘seriamente’ la abundancia de conejos y la productividad de las aves acuáticas. Otras medidas incluyen la gestión del hábitat y la protección de las zonas de nidificación de las aves afectadas», concluye Viñuela.