El cazador ciudadrealeño Julio Caballero Negrete abatió hace unos días, durante una noche de espera, un jabalí con una larguísima pezuña en un coto de la citada provincia castellano manchega.

«Todo comenzó un par de semanas antes cuando, en el comedero de las palomas, se observaron muestras de que acudían jabalíes a la zona cuando llegaba la noche, esto me produjo la natural expectación e ilusión sobre si habría algún ejemplar que mereciera la pena», comienza relatando a este medio el joven.

Unos días después, al finalizar la paloma, se acercó a la zona aprovechando las abundantes precipitaciones que se dieron un par de días antes y mirando por el lugar pudo observar rastros de una piara y algún ejemplar solitario. «Pero lo que me pareció curioso fue que en los márgenes del comedero se observaba algo muy raro, una pisada que nunca había visto antes», explica Julio.

Llegó a pensar que se trataba de una pista de jabalí pisada posteriormente por una res, ya que la longitud de una pezuña y la otra no coincidían, pero pronto vio que no era una casualidad ya que encontró que no era solo esa pisada: «Ese día encontré tres más que parecían corresponder a la pezuña trasera de un jabalí», explica el cazador.

Una cámara de fototrampeo para observar sus movimientos

El cazador se dispuso entonces a colocar una cámara de fototrampeo en una encina próxima y a los dos días volvió al lugar y pudo observar cómo entraba una piara, posteriormente dos ejemplares juntos no muy grandes y finalmente otro solitario. «A los dos días me encontraba sentado a unos 120 metros del comedero y con el aire de cara esperando observar algún animal de estos que cojeara o me diera alguna pista de que era él el que tenía esa extraña deformación, pero no pude ver nada extraño», relata Julio.

Al día siguiente por la mañana, mientras daba un paseo junto a su perro, se acercó a la zona y vio una huella más de las «raras» en esa zona del comedero donde se movía el animal solitario, así que planeó una espera para el siguiente fin de semana.

Julio se dispone a hacer la espera

Más imágenes del jabalí.@ J.C.

«Me senté de nuevo a unos 120 metros del comedero, con el aire de cara, y tras retrasarse más de la cuenta respecto a la vez anterior, hicieron acto de presencia la piara y justo después, desde otra zona de monte, un animal solitario que deduje que era el que andaba buscando tanto», describe el cazador manchego.

«Dejé que se aproximara hasta que entró en la zona donde yo tenía orientado mi trípode y esperé a que se colocara de lado para efectuar el disparo», señala. Una vez el animal dio el costado al cazador, por seguridad encendió la linterna, pero el animal se había movido y estaba totalmente de frente y mirando hacia él. «Sentí por su expresión corporal que iba a salir corriendo instantáneamente así que efectué el disparo alcanzándole en la cabeza», explica sobre el momento culmen del lance.

Una descomunal pezuña en una de las patas traseras

«Cuando me acerqué con la linterna comprobé, como suponía, que no era un animal muy grande. Las pezuñas delanteras eran totalmente normales, pero cuando le moví y saqué sus pezuñas traseras del pasto, vi cómo una de las uñas de una pata era enorme en comparación con la otra», explica a Jara y Sedal.

«Me pareció un hecho muy curioso, así que decidí hacer una tablilla con los colmillos de ese guarro. Lo tengo ya en casa con un cariño especial», concluye su relato el joven.

Cazan un jabalí con una insólita pezuña de 25 centímetros en Barcelona

jabalí pezuña
El ejemplar con la rara pezuña. / S.R.

Salva Rodríguez cazó la temporada pasada uno de los jabalíes más extraños del inicio de la temporada cinegética 2019-2020. El animal, que fue abatido en un coto social de las cercanías de la localidad catalana de Tarrasa, tenía una extrañísima y larga pezuña de 25 centímetros que no ha dejado indiferente a los numerosos cazadores que han podido verla en las últimas horas a través de las redes sociales. Más información aquí.