El cazador granadino Juan Carlos López Reyes, de 25 años de edad, abatió el pasado fin de semana un tremendo jabalí de 120 kilos de peso y unas enormes defensas en un coto de esta provincia andaluza en una noche de espera que vivió junto a su compañero David Callejas. Además, se da la particularidad de que el puesto en el que hizo el aguardo se decidió por azar, ya que había visto dos sitios ‘tomados’ por los jabalíes y fue una moneda la que determinó el destino final de esa noche, saliéndole la suerte cara.

«Hasta el momento, es el jabalí más grande que he abatido. No sé si dará o no medalla, pero es imponente», comienza relatando el cazador a la redacción de Jara y Sedal. «Llegamos temprano al coto para ver si había muestras de los marranos, y como había estado haciendo tanto calor, me decidí por visitar unas charcas, y efectivamente no me equivoqué, porque estaban muy tomadas de los jabalíes, las gateras estaban con rastro…», describe el cazador.

Como era temprano todavía, decidieron visitar otra parte del coto en la que hay siembras, a ver si había en ese lugar también muestra de jabalíes. Su sorpresa al llegar fue encontrar la mayoría segadas, exceptuando una de avena. «Nos encontramos excrementos de los marranos, y eran muy grandes; también vimos mascajos», explica López. «Ahí nos llegó la duda, y ese fue el detonante de lo que sucedería, por lo que cogimos una moneda. Si salía cara nos quedábamos en la siembra y si salía cruz nos íbamos a la charca. Salió cara. Yo quería irme a la charca… pero no le di la espalda al azar, por lo que en las siembras nos pusimos», explica.

Nada más sentarse y oscurecer los cazadores advirtieron «un enorme bulto» frente a ellos. «Una vez que éste se acercó, decidimos levantarnos para verlo mejor», explica López.

Un certero disparo a 160 metros

Otra imagen de los jóvenes con el jabalí. © J. M.

Mientras lo observaban, «apareció otro muy grande, y eso nos puso más nerviosos, por lo que nos enfocamos con el que pensábamos que era el mejor de colmillos», sigue detallando. «Ya cuando nos pusimos en zona de disparo, tenía en la cabeza hacer doblete de jabalíes, pero el de abajo -que era más pequeño de cuerpo- me estaba dando el costado a unos 160 metros, y el otro estaba a más de 200, por lo que preferí asegurar. Y así lo hice». En ese instante, López apretó el gatillo de su rifle Browning X-Bolt en calibre .300 Winchester Magnum cargado con balas Federal de 180 grains.

«El animal corrió hacia abajo; el segundo disparo fue precioso, a la carrera, con linterna, y me quedé con él, teniendo que rematar con un tercer disparo. Y menos mal, porque para nuestra sorpresa era un animal descomunal», reconoce el cazador. Pesaba 120 kilos y el trofeo podría ser medalla de bronce.