El cazador profesional Adrián Martínez abatió junto a un cliente un extraordinario corzo en un coto de la provincia de Soria a finales del pasado mes de julio. El rececho fue organizado por la orgánica Caza Salvaje & Safaris, dirigida por Gonzalo García-Germán.

El trofeo del animal cumple perfectamente con los parámetros del trofeo de corzo tradicional, con seis puntas, a excepción de la cuerna izquierda, que cuenta con una cuarta punta en la parte trasera, justo debajo de la contraluchadera. Destaca, sobre todo, el grosor y la simetría del trofeo en la base y en las rosetas. Además, la longitud de las cuernas es también muy buena.

Así fue el lance a este corzo: tuvieron que cambiar la estrategia que habían trazado

Otra imagen del corzo. A. M.

Martínez explica que, muy de mañana, salió junto al cliente a recechar en el coto soriano y, en los primeros minutos de la jornada ya localizaron a un animal desde una zona alta: «Estaba en medio de una meseta de monte, en una gran llanura», señala Martínez. «El problema era que, al bajarnos hacia abajo para rececharlo, perdíamos mucha visión -unos 50 o 60 metros-. Estuvimos esperándolo unos 20 minutos y no hubo suerte», explica.

Por eso, Adrián decidió cambiar la estrategia; le dijo al cazador que se quedase en ese lugar y él se subiría a un alto para irle dando indicaciones: «Le puse en línea donde había dos corzas, comencé a tocar el pito, y vi cómo el macho venía careando. Yo estaba a unos 600 metros del corzo, y él, como estaba abajo estaba en mejor posición, a unos 150, lo veía de frente», explica.

El instante final: nada podía fallar

En se instante, «llamé al cazador y le dije que no se moviese, que se lo comía», explica Adrián. Y conforme el corzo iba para el guarda, pasó por delante del cazador, a unos 30-40 metros de distancia, «enceladísimo», y terminó abatiéndolo con su rifle en calibre .30-06. Cuando fueron a cobrar la pieza, se toparon con el enorme trofeo.

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