El cazador gallego y colaborador de Jara y Sedal Senén Ramos captó hace unos meses, gracias a su cámara de fototrampeo, una escena muy curiosa en la que se ve cómo un enorme jabalí ‘vakamulo’ expulsa de un rascadero a una jabalina y su cría.

El cazador explica que, revisando unas tarjetas que tenía aparcadas, encontró «esta joyita» de la temporada pasada, en concreto grabada en enero de este año. En ella se muestra a una hembra de jabalí adulta y un macho de unos 40 kilos de peso: «Llegan al rascadero y, de repente, alerta. Se retiran asustados y entra en plaza este soberbio vakamulo ibérico de la Ribeira Sacra. Un portento de animal. Poderoso, musculado y con un porte acorde al ejemplar. Un mastodonte», expone Ramos.

Un rascadero tomado por varios ejemplares previamente, un lugar perfecto para colocar esta cámara

Hay que tener en cuenta que el rascadero estaba tomado por varios ejemplares y el cazador, como lo sabía, colocó una cámara trampa para ver qué era lo que acudía, llevándose esta sorpresa del enorme ‘vakamulo’. Esto evidencia también que los grandes macarenos son animales solitarios y desconfiados, que cuando acuden a una baña o rascadero dejan entrar a otros ejemplares más jóvenes antes.

También recordamos que los jabalíes ‘vakamulos’ son ejemplares que, debido a las condiciones naturales del lugar y el abandono de las fincas, viven «a sus anchas» en ese territorio. Estos terrenos pueden estar hasta ocho años sin cazarse, lo que hace que, junto con la abundancia de alimento, puedan alcanzar ese tamaño.

La cría de la hembra del jabalí ya es medianamente grande

Por otro lado, y respecto al jabalí que acompaña a la hembra -que podría ser su cría, a pesar de tener ya un peso considerable-, hay que tener en cuenta que es en los meses de febrero o marzo cuando la jabalina comienza normalmente a parir, ya que el celo de esta especie tiene lugar en otoño. Por ello, estas crías ya se encuentran medianamente grandes.

No obstante, tal y como hemos recordado en otras ocasiones en Jara y Sedal, los jóvenes jabalíes tardan en emanciparse varios meses. Los machos jóvenes generalmente empiezan a separarse de su madre a los 11, aunque pueden permanecer junto a ella hasta los 16.