El problema de la superpoblación de jabalíes en nuestro país está dejando muchas imágenes que nunca antes imaginaríamos haber visto. Un claro ejemplo de ello es este vídeo que vamos a ver a continuación, en el que un bulldog y un pitbull que paseaban con su dueño se encuentran con un jabalí en medio del camino.

Imagínate que estás tranquilamente disfrutando de un agradable paseo por el campo y, de repente, te percatas de la presencia de un jabalí. Pues eso es justo lo que le ha ocurrido al hombre que ha grabado la filmación de la que vamos a hablar.

En ella se puede ver cómo no solo son los perros los que se sorprenden tras ver al animal, sino que su dueño también lo hace. «No tenía ni idea de que este jabalí estaba al lado de mi casa, pero el pequeño hombre de nieve mostró corazón», escribe para acompañar la publicación.

Las imágenes comienzan con el pequeño bulldog francés blanco enfrentándose al jabalí entre ladridos y gruñidos. En mitad de la pelea aparece un aliado, el pitbull, ya habitual en este perfil de Instagram, quien también se une al lance.

Por su parte, el vídeo ha sido difundido a través de Instagram. En escasos días ha tenido una gran acogida por parte de los usuarios de esta red social. De este modo, ya ha superado los 7.000 «Me gusta» y cuenta con una larga lista de reacciones en forma de comentarios de sus seguidores.

Este es el curioso caso de un jabalí que desapareció después de morir

Hace unos días, Jara y Sedal informaba de un interesante vídeo compartido en Facebook por la empresa JJ Gómez Caza, dirigida por el cazador José Javier Gómez. El protagonista de él es un jabalí que, de manera sorprendente, desaparece después de muerto.

Dichas imágenes muestran cómo el animal cae tras recibir lo que se creía como un certero disparo, pero terminó yéndose del lugar después de siete minutos tumbado.

«Hasta el jabalí tardaríamos entre seis y siete minutos, y nuestra sorpresa fue que, llegando, nos miramos atónitos, ya que el jabalí no estaba allí», cuentan.

Tras esto, decidieron abandonar el espeso monte y, al volver al día siguiente, «solamente había sangre en el disparo, un buen charco. No había ningún rastro de sangre más», aseguran. «Increíble pero cierto».