Evangelista Fuentes, ganadero de la localidad salmantina de Vitigudino, ha sufrido en las últimas horas en su finca lo que ha descrito como «un ataque de meloncillo» que ha acabado con la vida de una vaca y tres terneros recién nacidos y que ha dejado dos vacas más heridas que ya no podrán reproducirse. 

El ganadero charro relata con rabia e indignación el ataque sufrido en su explotación: «Es lamentable que los ganaderos de extensivo tengamos que pensar cada noche qué estará pasando con nuestro ganado con este tipo de carnívoros», denuncia.

Según explica, este tipo de ataques no son extraños. Sus vacas se ponen de parto y «estos bichos cuando las ven esperan hasta que el animal ya no aguanta los dolores. Después de echarse y levantarse varias veces en presencia de los meloncillos es cuando ellos atacan a la vaca en el suelo», señala. Cuando el ternero empieza a salir del vientre de la madre dice que «le comen la lengua y el morro y le muerden las manos».

Una de las vacas heridas junto a su ternero.

«¿Qué proyectos de futuro van a tener nuestros hijos con la situación que estamos viviendo después de dejar que el lobo que ande a su manera por el campo? Solo pido que los políticos que se le llena la boca con nuestros pueblos cuando hay elecciones tomen medidas con estos temas si quieren que  la gente joven sigan dando vida a los pueblos», concluye el ganadero.

El meloncillo, una amenaza más para los ganaderos

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Meloncillo. /Shutterstock

El meloncillo es un vivérrido que nos puede recordar al tejón, si bien –al contrario que otros carnívoros silvestres, que son de hábitos nocturnos– tiene un comportamiento diurno. Puede ser solitario, pero lo más frecuente es que viva en compañía de otros congéneres, cazando en grupo y compartiendo las presas según desvelan diferentes investigaciones. Es un típico depredador oportunista que aprovecha las fuentes de alimento disponibles, si bien tiene predilección por pequeños mamíferos, incluyendo al conejo de monte. En su dieta incluye también pequeñas aves, invertebrados y vegetales.

Se distribuye por el suroeste Peninsular, especialmente en Extremadura y oeste de Andalucía, si bien también se ha detectado su presencia en Castilla-La Mancha y Castilla y León. Es posible que su expansión sea el resultado de la colonización por matorral de muchos ecosistemas en las últimas décadas y su gran capacidad de aprovechamiento de alimentos –conejos, huevos, aves jóvenes, reptiles, pequeños mamíferos, crustáceos, carroña, anfibios y frutos, entre otros–. En los últimos años se han descrito varios casos de ataques de meloncillos a ganado cuando la madre se pone de parto.