En muchas ocasiones la naturaleza y sobre todo los animales que habitan en ella pueden erigirse como auténticas amenazas. No sabemos el comportamiento que estos podrían tener en según qué momentos a causa de su instinto y en esta ocasión vamos a centrarnos en el kangal turco.

Esta raza de perro, tan solo viendo cómo es físicamente y teniéndolo delante de nosotros, es capaz de llevarnos a situaciones de miedo. Sin embargo, el vídeo que vamos a ver a continuación nos será de gran ayuda para saber cómo podemos defendernos de un hipotético ataque.

El Kangal Turco

Lo primero que deberíamos tener claro es qué tipo de perro es el kangal turco. Se trata de un perro pastor y una de las razas más grandes que existen en el mundo. Un ejemplar adulto de esta raza puede alcanzar un peso de entre 40 y 60 kilogramos y una altura de 78 centímetros.

Kangal turco. @Shutterstock
Kangal turco. @ Shutterstock

Hasta la Antigua Roma viaja su origen. Entonces, este nació de la búsqueda de un perro robusto para proteger a los rebaños. Para llegar hasta él, se llevaron a cabo cruces de mastín inglés con molosos de Asiria y molosos romanos.

Finalmente, el kangal turco se desarrolló algún tiempo después en Turquía. Lo cierto es que no es una raza agresiva, pero sí son muy protectores cuando perciben señales de peligro. La presencia de extraños puede hacer que se muestren desconfiados.

Cómo neutralizar su ataque

Su robustez y su carácter fuerte, sobre todo, son dos de los aspectos que podrían hacernos sentir amenazados por estos perros. Por ello, con estos consejos te sentirás algo más seguro cuando te encuentres con uno de ellos.

Es importante tener buenos reflejos y actuar con gran agilidad. Clavar los dedos en la parte delantera del cuello, en forma de tenaza, en los pliegues de debajo del hocico, es una forma de neutralizarlo. Entonces, el perro quedará elevado y su boca lejos de ti.


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Siempre hay que mantener al can en esa posición elevada y tratar de llamar a su dueño para que evite que este siga su ataque cuando lo sueltes. En caso de que no aparezca, deberemos identificar una salida y, cuando estemos cerca de ella, empujar al perro y huir. También podremos utilizar un objeto y ponerlo entre ambos.

Si nos fijamos en la situación en la que se encuentra el hombre del siguiente vídeo, esta podría recordarnos a esta conocida frase de Terencio que versa: «Mala cosa es tener cogido un lobo de las orejas, pues no sabes cómo soltarlo ni cómo continuar aguantándolo».

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