14 de meses de cárcel para un extremeño que puso un cepo y mató a un gato callejero que entraba en su casa


Un agricultor de la comarca de la Ribera (Navarra) está siendo investigado por un delito contra la fauna por colocar ocho trampas en su huerta y capturar dos ejemplares de papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), un ave insectívora que, si bien su estado de conservación es considerado de preocupación menor, está protegida por la ley.

Fue la semana pasada cuando agentes del Guarderío de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra descubrieron que el hombre había puesto varios cepos o ‘costillas’ en los árboles y en el suelo de su huerta, con el fin de capturar aves.

Una de las costillas con el ave atrapada y la hormiga alada como cebo. © Guarderío de Medio Ambiente.

Los cepos tenían como cebo hormigas aladas -conocidas como alaícas en la Ribera o anderetes en Pamplona y Comarca- un insecto que suele atraer a las aves paseriformes por el brillo de sus alas.

En el momento de la inspección los agentes comprobaron que el agricultor había atrapado a dos papamoscas cerrojillos, una especie que está amparada por la legislación foral y estatal. Por ello, le denunciaron por un presunto delito contra la fauna y enviaron el atestado a la Fiscalía para que se pueda proceder a la acusación pública contra el presunto delincuente.

Un delito que puede ser castigado con prisión

El Código Penal castiga con pena de prisión de cuatro meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses a quien, sin estar legalmente autorizado, emplee para la caza o pesca «veneno, medios explosivos u otros instrumentos o artes de similar eficacia destructiva o no selectiva».

Del mismo modo, el mismo texto legal castiga con pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses a quien, contraviniendo las leyes u otras disposiciones de carácter general «cace, pesque, adquiera, posea o destruya especies protegidas de fauna silvestre».