Editorial

Ángel López Maraver, presidente de la RFEC, se dirige al público el 15-A. /Ángel Vidal

El 15 de abril de 2018 es una fecha que marca un antes y un después en la historia de la caza y de los cazadores de nuestro país. Ayer, por primera vez en democracia, ciudadanos de toda España se movilizaron de forma simultánea en más de 40 ciudades para reivindicar este modo de vida y exigir respeto. 100.000 personas gritaron «Sí a la caza» por toda nuestra geografía. Desde San Sebastián hasta Málaga. Desde Barcelona hasta Santiago de Compostela, donde la masa de cazadores incluso llegó a rodear el Parlamento gallego.
Y fue una jornada histórica por diferentes razones. La primera porque la mayoría silenciosa que es constantemente criminalizada desde el entorno animalista y ciertos medios de comunicación rompió su silencio bajo un mismo grito. Una afluencia de cazadores masiva que contrasta con la residual participación ciudadana en las protestas prohibicionistas promovidas desde el sector animalista hace unas semanas en contra de la caza. Y esta capacidad de convertir al cazador en activista concienciado de que debe movilizarse y luchar por sus derechos en las calles es algo inédito dentro de nuestro sector.
Ha sido histórica porque es la primera vez que la mayor parte de los partidos políticos españoles muestran su apoyo a la caza de forma pública y evidente. Especialmente a nivel regional, aunque con importante eco en la esfera política nacional. Prueba de ello es el apoyo explícito que Susana Díaz dio públicamente al 15-A a la Federación Andaluza de Caza, o la presencia de Teófilo de Luis, diputado del PP, en la concentración de Madrid. De hecho, tan sólo Podemos fue el único partido que no mostró su apoyo a esta jornada reivindicativa a ningún nivel. Un día en el que, al fin y al cabo, los ciudadanos simplemente defendían su derecho a decidir si quieren cazar o no. Su derecho a elegir el modo de vida que realmente quieren llevar. Su derecho a ser respetados como cualquier otra persona y a no ser criminalizados en los medios de comunicación por su condición de cazadores. 
Ese fue otro de los hitos de la jornada de ayer. La práctica totalidad de los medios de generalistas nacionales, regionales y locales se hicieron eco de este grito de libertad y democracia de un sector al que no suelen tratar demasiado bien, dejándose llevar por el discurso del odio animalista que cada vez ocupa más tiempo y espacio en sus soportes. El mensaje de los cazadores se escuchó alto y claro con una repercusión mediática mayor, incluso, que la que generó la gran manifestación de marzo de 2008 en Madrid, con más de 300.000 cazadores. Demostró que la ciudadanía que defiende la caza es real, se puede ver y se puede contar. Mucho más importante que la volátil realidad virtual de las redes sociales animalistas que se sostienen a base de mensajes simples y emocionales que acumulan clicks, pero no personas. 
Por último, fue histórica porque ha supuesto el espaldarazo definitivo a una Real Federación Española de Caza que había pasado más de un lustro fuera de juego y a la deriva. El 15-A ha supuesto la consolidación de esta renacida entidad, gracias a la dirección tomada por su actual junta directiva, liderada por su presidente Ángel López, y al esfuerzo realizado por sus federaciones autonómicas, que son las que han llevado el peso de la gesta organizando y convirtiendo en un éxito todas las movilizaciones del 15-A. Un golpe de autoridad del mundo federativo que le devuelve a su papel de representante de los cazadores españoles ante los políticos, las administraciones y los medios. Todos ellos deben escuchar el mensaje que ayer lanzó la, hasta ahora, mayoría silenciosa, y dejar de castigar a este amplio colectivo de ciudadanos tan ninguneado e importante para nuestro medio rural y para la conservación de nuestra naturaleza.