Ayer se hizo pública la Lista Roja Europea de las Aves 2021, a través de la cual se evalúan los riesgos de extinción de las 544 especies de aves que habitan en Europa. El trabajo ha sido llevado a cabo por la organización BirdLife International –de la que forma parte la organización anticaza española SEO/BirdLife– y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Para elaborarlo, han recibido fondos de dinero público procedentes de la Comisión Europea .

Alrededor del 80% de las especies de aves han sido catalogadas como de «Preocupación Menor». Sin embargo, los ecologistas han logrado aumentar el grado de preocupación de dos especies que son clave para la caza menor en España: la perdiz roja (Alectoris rufa) y la codorniz (Coturnix coturnix). Como ya te explicamos en varios artículos publicados recientemente, conseguir elevar el grado de vulnerabilidad de las especies es una de las estrategias que SEO/BirdLife utiliza para prohibir su caza. Lo logró con la tórtola común (Streptopelia turtur) y ahora lo está intentado con la perdiz y la codorniz. En el caso de esta última, incluso, han llegado a asegurar que en España únicamente hay 230.000 ejemplares, cuando se sabe que se cazan más de un millón –cifras oficiales– y el proyecto Coturnix establece que la especie mantiene un buen nivel de abundancia en España, con una estimación de 3,2 millones de ejemplares. 

Listado en el que se muestra el cambio de estado de la perdiz y la codorniz.
Listado en el que se muestra el cambio de estado de la perdiz y la codorniz.

La agachadiza común pasa a ser «vulnerable»

Por tanto, la codorniz y la perdiz han pasado de ser consideradas especies de «preocupación menor», con poblaciones estables en 2015, a «casi amenazadas» en solo seis años. Este es el escalón previo a ser consideradas «vulnerables», lo que ya sería considerarlas en peligro de extinción. Precisamente ese es el camino que ya ha recorrido la agachadiza común, otra especie cinegética que en 2015 se catalogaba como «casi amenazada» y que a partir de ahora ya cuenta con esa categoría «vulnerable». Por tanto, debemos prepararnos para una nueva arremetida ecologista pidiendo el fin de su caza.

En total han sido 84 las especies que han cambiado de estado en la Lista Roja en Europa con respecto a la evaluación de 2015. De ellas, 37 están clasificadas ahora en una categoría de mayor riesgo de extinción. Entre ellas destaca el caso de la grulla damisela (Anthropoides virgo), cuyos nuevos datos poblacionales muestran descensos de más del 50%, lo que justifica una reclasificación de «Preocupación menor» en 2015 a «En peligro de extinción».

En el caso opuesto encontramos al milano real (Milvus milvus), cuyo aumento poblacional le ha hecho entrar en el semáforo verde haciendo el camino contrario al de la perdiz roja y la codorniz, y el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), que desciende hasta ser considerado «casi amenazado».

Agachadiza común. ©Shutterstock
Agachadiza común. ©Shutterstock

«Una absoluta negligencia de la Comisión Europea»

El vicepresidente de Relaciones Internacionales de la Real Federación Española de Caza, José María Gallardo, ha hecho una valoración de esta medida a Jara y Sedal, denunciando que «estamos dentro de una dinámica absolutamente maquiavélica donde la Comisión Europea financia a lobbies ecologistas para que estos hagan los informes a su propio juicio y criterio». Y pone un ejemplo: «en el caso de la codorniz, esta declaración de “Especie Casi Amenazada” viene estrictamente avalada por los datos que se han dado desde Rusia y desde España». Como hemos indicado, esos datos vienen de la organización anticaza SEO/BirdLife.

Gallardo además critica que la Lista Roja Europea de las Aves señale a la caza como una de las causas del descenso de la codorniz: «Si nos vamos al informe de Coturnix, elaborado por el doctor Jesús Nadal y avalado por la Fundación Artemisan, o a uno de los mayores conocedores de la especie como es José Domingo Rodríguez, el estado de la codorniz es estable y la caza no interfiere negativamente en su status poblacional». Por tanto, «esto es una absoluta negligencia de la Comisión Europea por permitir esta serie de aberraciones», denuncia Gallardo. «Es una vergüenza contra la ciencia que esto se consienta por parte de la Comisión Europea y de nuestras Administraciones», añade.

La RFEC está evaluando la posibilidad de realizar acciones judiciales frente a la Comisión Europea; también prevé escribir una carta en nombre de los cazadores españoles a su lobby europeo, FACE, «para que no consientan este tipo de atropellos y cambie su comportamiento felón y sumiso ante los ecologistas».

«Con esto se ve que los ecologistas, la UICN, la Comisión Europea y SEO/BirdLife, independientemente de todo, siguen su camino sin escuchar a nadie. Al mismo tiempo, se compromete también el estado de la agachadiza común, que en otros países europeos se encuentra en buen nivel, y cuyo cambio de estatus se ha llevado a cabo «teniendo en cuenta solo los datos de Rusia». Por culpa de ello «se impondrán medidas restrictivas en otros lugares», critica Gallardo.

«Denunciaremos que la Comisión Europea financie a estos actores ecologistas sin importarles el verdadero actor de la conservación, que es el mundo rural, y que quedan absolutamente marginado ante el imperio del ecoanimalismo», concluye.

¿Cuáles son las principales amenazas para la conservación de las aves en Europa?

Según la Lista Roja Europea de las Aves, los resultados del estudio confirman las conclusiones generales encontradas en otros estudios. Estas apuntan al cambio de uso de la tierra a gran escala, la intensificación de las prácticas agrícolas, el desarrollo de las infraestructuras, la sobreexplotación de los recursos marinos, la contaminación de las aguas continentales y prácticas forestales insostenibles pero de uso común como principales responsables de la disminución de la población de aves observada en los hábitats europeos.

Además, concluye que ay una disminución continua de la población y contracciones en especies de hábitats abiertos, como alondras o alcaudones. Esto se debe en gran medida a la desaparición de los paisajes de mosaico y el mayor uso de productos químicos agrícolas. Aunque algunas especies de rapaces se han recuperado recientemente debido a la protección legal y las actividades de conservación específicas, muchas especies de rapaces dependen de hábitats abiertos.El informe también sugiere que el cambio climático empujará a ciertas especies a cambiar de rango al favorecerlas, mientras que para otras puede aumentar su riesgo de extinción.