Los cazadores de Alía (Cáceres) han colaborado en las labores de extinción de un incendio que se inició en la tarde ayer y que ha afectado «unas 65 hectáreas». «Podría haber sido mucho peor, pero gracias a los desbroces que realizamos hace 15 días y al trabajo de los medios de extinción no ha ido a mayores», nos cuenta José Luis Bravo, el presidente de la sociedad local de caza. 
7/6/2019 | Redacción JyS

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Algunos de los cazadores que participaron en la extinción del incencio. / J.L.B.

En la tarde de ayer, sobre las 18:10 horas, se iniciaba un incendio en la localidad cacereña de Alía en el que se han volcado los cazadores. Jara y Sedal ha podido contactar con el presidente de la sociedad local, José Luis Bravo Villares, quien ha destacado que «no ha sido peor» porque ellos mismos realizaron desbroces en la zona hace 15 días, lo que ha facilitado las labores de extinción. 
«El incendio no ha sido tan grande como podría haber sido, porque hace 15 días desde la sociedal local de cazadores limpiamos varios cortafuegos», dice Bravo, un cazador de 37 años volcado con el coto de caza de su pueblo que asegura que el dinero de ese trabajo sale de la cuota que pagan cada año. 
Las llamas se iniciaban «después de que un tractor con desbrozadora limpiara el matorral bajo una línea de alta tensión», nos cuenta el presidente. Además dice que «se han podido quemar unas 65 hectáreas» y que se dio cuenta cuando venía de trabajar. «Vi el humor de salir y sabía que era en nuestro coto. Llamé rápido al 112 y recogí a dos amigos que son directivos del coto y nos fuimos corriendo para el incendio. Acababa de llegar el camión de los bomberos y les echamos una mano en todo lo que pudimos hasta las 22:00 horas aproximadamente», relata. 
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Varios miembros de la sociedad local de caza ayudando a los retenes. / J.L.B.

José Luis se muestra agradecido con los medios de extinción. «Vinieron cuatro helicópteros, dos hidroaviones, dos bulldozer que limpiaron el perímetro ya de noche y retenes de varios sitios», detalla. Y lamenta que «el barranco que más encinas de la mancha tenía se ha quemado». Él mismo vio «un gabatillo en todo lo quemado». «Fuimos a cogerlo pero salió corriendo, menos mal que se fue hacia la zona contraria del incendio. El pobre estaba asustado y me dio mucha pena porque llevaba quemaduras», nos cuenta apesadumbrado. 
Por último Bravo ha querido resaltar las trabas que la administración les ha puesto para conseguir los permisos de desbroce, que no obstante han servido para que no hayan tenido que lamentar males mayores. 
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Los cazadores con el incendio controlado a sus espaldas. / J.L.B.

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