La escena se vuelve cada vez más habitual en nuestros campos: un jabalí salvaje intentando aparearse con una cerda doméstica. Por eso, el vídeo que nuestro seguidor Alberto Arroyo nos ha hecho llegar, y que ilustra este artículo, está muy lejos de ser un caso aislado.

¿Por qué se produce esto? A la explosión poblacional del jabalí se ha sumado la nueva normativa europea, que en 2016 dio dos años de plazo a los países miembros para que terminasen con la castración de los cerdos. Esta práctica ha sido tradicionalmente muy utilizada por los criadores de porcino, puesto que los marranos castrados ofrecen mejor carne que los que no lo están. Esto se debe, entre otras cosas, a la ausencia de olor sexual en la carne. Una ‘fragancia’ generada por dos hormonas que el animal desarrolla al llegar a la edad adulta: la androsterona y el escatol.

Las cerdas que se crían en extensivo y que se encuentran en estos momentos comiendo las bellotas de la montanera sin castrar son una evidente atracción para los jabalíes. Estos se internan en las piaras de cerdos dando lugar a cubriciones indeseadas que no aportan ningún beneficio.

Portadores de enfermedades

Además, los jabalíes pueden ser portadores de enfermedades como la tuberculosis, que la fauna salvaje puede transmitir al ganado doméstico, suponiendo la ruina para sus dueños. Por este motivo, el MAPA lleva años trabajando en implementar medidas para frenar dicha enfermedad.

En caso de que la peste porcina llegase a España, escenas como esta serían un auténtico drama, por eso es tan importante la gestión cinegética y el control poblacional, aún cuando el país se encuentra en estado de alarma. Este motivo es una de las pruebas más evidentes de que la caza no puede detenerse. No solo porque se reducen los perjuicios que se provocan a los ganaderos, también por los daños a la agricultura y los accidentes de tráfico que se evitan.

Este es el vídeo.

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