Para un galguero, pocas cosas pueden igualar la emoción de una jornada en el campo tras la estela de una liebre. Pero si hay algo que puede hacer que ese día sea aún más especial, es compartir esa liebre con los compañeros de afición en torno a un buen perol. En el mundo de la caza, la gastronomía es una tradición tan arraigada como la misma persecución en los llanos y, por eso, recetas como la liebre con patatas ‘al repisco’ forman parte del legado que los veteranos transmiten a las nuevas generaciones.

En un vídeo publicado en la cuenta de Instagram @reformasanti, un experimentado galguero nos muestra, paso a paso, cómo preparar este manjar con todo el sabor de la tradición cinegética. Desde la elección de los ingredientes hasta el último hervor del guiso, el cazador comparte sus conocimientos con una pasión que solo puede venir de años de experiencia tanto en el campo como en la cocina.

Un liebre ibérica en una foto de archivo. © Shutterstock

El arte de la liebre en salsa con patatas

El protagonista comienza la preparación con un consejo clave: para que la receta salga perfecta, la patata debe partirse de una forma específica, con chasquidos, facilitando así la cocción y permitiendo que absorba mejor los sabores del guiso. Con este primer detalle, ya se deja entrever la sabiduría culinaria del galguero, quien ha cocinado liebres de todas las formas posibles y sabe cómo sacarles el máximo partido.

El primer paso es calentar aceite en el perol hasta cubrir el fondo. Mientras tanto, se trocea la liebre y se le añade una pizca de sal para que comience a tomar sabor. En paralelo, se preparan los ajos sin pelar y se parten en trozos, junto con unas tiras de tomate seco, un ingrediente que el autor destaca como pieza clave para el guiso.

Uno de los autores de la receta con la liebre troceada. © Instagram

Cuando el aceite está en su punto, se sella la liebre dorándola bien y, una vez lista, se incorporan nuevamente la cebolla, los ajos y el tomate seco para un segundo rehogado que intensificará los sabores. Aquí entra otro elemento esencial de la receta: un buen vino pisado, que se añade con generosidad para que la carne lo absorba y adquiera ese toque tan característico de los guisos de campo.

El toque final: paciencia y la esencia secreta

Cuando la liebre ha tomado todo el sabor del sofrito, llega el turno de las patatas. Se añaden al perol y se rehogan junto con la carne, repitiendo el proceso de integración de sabores. A continuación, se suma un poco de tomate frito. Una vez todo bien rehogado, se incorpora agua hasta cubrir la carne y las patatas, asegurando así una cocción perfecta.


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Pero el proceso no acaba ahí. A estas alturas, el cazador veterano se guarda un último truco: la esencia secreta. Justo en este momento, el vídeo corta para no revelar el ingrediente misterioso, una tradición en muchas recetas de cazadores que guardan ciertos detalles como un legado casi sagrado. Esta receta no es solo una forma de cocinar la liebre, sino una celebración de la caza y la amistad, un recordatorio de que la tradición no está solo en el campo, sino también en el plato y en la mesa compartida.

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