En una de las regiones de corzos más destacadas de nuestro país un veterano cazador de 90 años, Pedro Unzueta Uzcanga, ha protagonizado una historia de las que cuesta olvidarse. Pedro ha logrado lo que muchos aficionados a la actividad cinegética solo pueden soñar: abatir un corzo de casi 200 puntos CIC, una hazaña que podría situar a este ejemplar entre los 35 mejores de todos los tiempos homologados en España.
Nacido en Bilbao y residente en Getxo (Bizcaya), Pedro lleva la caza en la sangre. Su padre, un buen cazador y pescador, le inculcó el amor por esta forma de vida. A los 18 años, Pedro obtuvo el permiso de armas y la licencia de caza, pero no fue hasta los 28 años cuando comenzó a «cazar en serio», tal y como ha relatado a Jara y Sedal, convirtiéndose en socio de un coto de perdiz en Burgos y dedicando posteriormente 40 años en estos lares a la «caza de verdad».
Pedro Unzueta y los corzos
La trayectoria de Pedro con el duende del bosque es tan extensa como impresionante. Desde su primer macho, abatido hace unos 50 años, hasta los últimos 15 en que se ha dedicado a cazar junto a Pepe Colorado de Bosques y Caza en cotos de Guadalajara, Soria, Segovia y Burgos, Pedro ha perfeccionado su técnica e incrementando sus propias exigencias. Su dedicación, habilidad y suerte le han llevado a acumular 41 medallas de oro.
Pero el gran macho que ha marcado su vida llegó este año, concretamente el 6 de mayo, cuando Pedro, con su inseparable rifle Mannlicher del calibre .270 Winchester, su «violín Stradivarius», se enfrentó al desafío de abatir a un magnífico ejemplar.
«Cuando conseguí verlo la primera vez, estábamos muy cerca. Pero se metió en el monte y no lo volvimos a ver», recuerda el veterano cazador sobre la primera intentona a un macho que ya tenía un gran trofeo.
«La segunda vez que acudí a ver si lo localizábamos fue el año pasado. Lo encontramos, pero no le veía la cabeza. Se me fue al final, pero no quería disparar sin verle bien», recuerda sobre la espera en el mismo lugar que protagonizó sin suerte la vez anterior.
A la tercera, la vencida
Este año Pedro volvió al lugar donde vio al gran corzo en las dos ocasiones anteriores. «Fuimos el 6 de mayo y afortunadamente estaba en la zona de siempre. Le vi y a todo correr como pude le tiré. El animal ya había comenzado el movimiento, pero le alcancé», recuerda sobre el disparo que impactó algo trasero.
El animal, a pesar de haber caído al suelo, «se levantó y se fue». «Al día siguiente con gran emoción lo pudimos cobrar gracias a los perros», detalla Unzueta sobre uno de los mejores lances de su vida.
A pesar de su edad, Pedro reconoce que la emoción era palpable: «A mis 90 años aún sigo poniéndome nervioso cuando voy a disparar a un animal, pero es parte de lo que hace que para mí siga tiendo sentido cada lance».
Un trofeo de casi 200 puntos
Pedro, colaborador de la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza, espera ahora el secado del trofeo, preceptivo en estos casos, que se estima que alcance unos 194 puntos. Este corzo no es solo una llamativa cuerna más en su colección, sino el testimonio de una vida de amor por la caza.
Además de este gran macho, Pedro ha tenido otros encuentros memorables con la especie. El año pasado, cazó otro gran macho que había sido ‘peluca’. Un trofeo que, debido a la porosidad de la cuerna, no se ha podido homologar, pero que se decidió a cazar junto a su guía de confianza y que es otro de los destacados trofeos con los que cuenta.
Pedro es miembro de la Asociación del Corzo España (ACE) desde sus inicios y ha mostrado un gran interés en la gestión de la especie. A lo largo de su vida ha cazado en numerosos lugares de todo el mundo. Sin embargo, no todo han sido triunfos; en 1993, un incendio le arrebató muchos de sus trofeos, y tras un viaje a África, uno de los más interesantes que había conseguido de un gran búfalo nunca llegó a recibirlo en España.
Su mejor lance
Cuando le preguntamos por el mejor lance que recuerda, Pedro habla de los rebecos. Ha cazado animales de esta especie en España, Rumania y Bulgaria, enfrentándose a durísimos recechos, como el que vivió cerca del pico Moldoveanu, la montaña más alta de Rumania, donde abatió un gran macho tras una agotadora jornada.
«Ya para entrar en la zona había un laderón increíble. Pasamos por una senda que casi me da algo, pero me dijeron que al final de lo que parecía un valle glaciar tenían visto un gran rebeco. Un guarda se adelantó y nos hizo señas, pero al llegar no estaba», recuerda. No obstante consiguieron avistar otro también muy bueno aunque «bastante largo». Unzueta tuvo suerte y lo abatió limpiamente, pero el regreso fue insufrible: «Estaba tan cansado al volver que quería beber y no podía agacharme a coger agua de un arroyo. Iba caminando como un robot. Fue una cacería durísima».
La vida de Pedro Unzueta Uzcanga es una historia de pasión, perseverancia y respeto por la naturaleza. A sus 90 años, sigue siendo un ejemplo vivo de que la edad no es un obstáculo para seguir persiguiendo los sueños y viviendo con plenitud cada experiencia. Su reciente hazaña con el corzo de casi 200 puntos es una prueba más de su extraordinaria carrera como apasionado cazador.
La mejor historia de caza de corzo puede llevarse unos prismáticos Burris Droptine y un arnés Beretta
El lance que acabamos de narrar es uno de los participantes en el concurso que desde Jara y Sedal hemos lanzado en colaboración con Beretta Benelli Ibérica (BBI). La mejor historia puede llevarse unos magníficos prismáticos Burris Droptine 10×42, así como un arnés de Beretta.
Quienes quieran optar a este premio pueden hacerlo fácilmente enviando un email a [email protected], o bien un mensaje privado a cualquiera de nuestras redes sociales contándonos tu mejor historia de corzos, además de adjuntar las fotos de ese día, tu número de teléfono y seguir en Instagram el perfil de Jara y Sedal (@jaraysedal.es) y el de BBI (@beretta_benelli_iberica).