Mariano y Abel López son dos cazadores oriundos de Nombela (Toledo) que llevan años dedicados a la instalación de vallados en fincas y cotos de caza de nuestro país. Hace dos años, se les ocurrió la idea de crear un sistema para evitar accidentes de tráfico con fauna salvaje y fue hace veinte días cuando éste por fin vio la luz en una carretera pública; hasta entonces, han estado instalando este sistema en fincas privadas con gran efectividad, según narran a la redacción Jara y Sedal.
«Mi padre y yo somos cazadores de toda Ia vida, y nos dedicamos a la instalación de cerramientos cinegéticos», comienza explicando a Abel. Hace unos años, patentaron un cerramiento de seguridad para jabalíes, y ahora están trabajando en el primer proyecto piloto en dos puntos negros con accidentes de tráfico con estos animales en las vías AG-64 y CG-2.2 de Galicia. «Es un sistema novedoso, con una instalación especial y un diseño específico para evitar la entrada de animales a Ia vía, ya que incorpora unas rejillas antifauna en las incorporaciones y salidas al asfalto», detalla Abel.
Este sistema se ha empezado a implantar hace 20 días en los citados puntos negros en carreteras gallegas: uno se encuentra en el corredor de Sarria a Nadela, y el otro está a la altura de Ferrol. «Ambos lugares registran un alto índice de siniestralidad que ahora se verá reducido», indica.
Así surgió la idea
La empresa Servicoman Vallados, que incluso llegó a hacer una cerca de jabalíes en Turquía, se ha dedicado a la gestión de cerramiento en fincas desde hace décadas. «Una de las problemáticas que está surgiendo durante los últimos años es mejorar lo máximo posible los cerramientos de fincas y pasar el mismo sistema a las carreteras para salvar vidas, y todo surge de ahí», especifica López.
La base del cerramiento que lo hace diferente al resto consiste en «darle una tensión muy por encima de cualquier cerramiento convencional». «Incluso llegamos a hacer una prueba impactando un vehículo contra la valla», explica López. Con esta tensión, «conseguimos que los jabalíes no sean capaces de pasar por debajo de él». Pero la tensión debe ser especial: «Hay que calcular muy bien las tiradas, cuanto más largas, mejor, y de esta forma poder aplicar la máxima tensión posible al cable». Además, los cimientos deben ser «más fuertes de lo habitual». Esa tensión hace que los jabalíes no puedan acceder a la carretera. La valla se somete a mas de 1000 kilos de arrastre, lo que hace que quede «como una cuerda de guitarra», ejemplifica el creador.
Pero, ¿cómo controlar si los animales entran a la carretera por las vías de acceso de los vehículos?
Por otro lado, padre e hijo han creado un mecanismo para evacuar los animales que se introducen a la vía a través del punto abierto que éstas tienen para que los vehículos accedan a la carretera. «Nuestro sistema consiste en un pasillo que se activa de forma mecánica o automática y directamente el animal, estando en el centro de éste, hace que se activen las puertas. A la vez que se cierra la entrada, se le abre la salida», expone. Este cerramiento ha sido ubicado, por el momento, en fincas privadas y en las dos citadas carreteras públicas.