Un sueño hecho realidad: así se podría definir lo que le ocurrió el pasado sábado 28 de octubre a David Prada, un joven cazador gallego de 17 años que consiguió abatir un impresionante jabalí de 130 kilos. Era el segundo que cazaba en su vida, y lo hizo además el día de su cumpleaños.

David, que reside en la localidad de Xinzo de Limia (Orense), ha relatado a Jara y Sedal cómo se desarrolló la inolvidable jornada: «Me levanté decidido a cazar un jabalí, pero no uno cualquiera sino uno de esos que ponen los pelos de punta y que aceleran el corazón».

«Se presentaba una mañana fría de otoño con chubascos, pero eso no nos detendría. Nos juntamos a la mañana para comenzar y colocar las posturas. Nos tocaba un bonito trozo de sierra en la frontera con Portugal, un lugar perfecto para encontrar a nuestro objetivo, pero a la vez difícil para dar caza al jabalí», detalla.

Otra imagen del extraordinario jabalí junto a los cazadores.
Otra imagen del extraordinario jabalí junto a los cazadores. © H. A.

Los perros desencaman el gran jabalí

La mañana pasaba y la lluvia aumentaba pero, de repente los compañeros que batían la zona con los perros avisaron por la emisora de que estos habían desencamado un gran jabalí, que corría sierra abajo.

El animal tendría que cruzar un río para poder escapar, pero su gran caudal lo hizo cambiar de rumbo y decidió continuar orilla arriba. «Las posturas del alto, al no ver el jabalí cruzar, me avisaron por la emisora de que iba pegado al río tratando de volver a la mancha. Al escuchar eso me puse alerta, porque al estar cerca del río por el ruido del agua no lo escucharía y a los perros tampoco por la distancia que le llevaban», recuerda David Prada.

El animal aparece frente al cazador a solo 15 metros

Poco después, el joven advertía la presencia del enorme animal junto a su postura. «El corazón me empezó a latir y los pelos se me pusieron de punta al ver su tamaño. Salió al claro en el que yo estaba deteniéndose y girando la cabeza hacia mí», recuerda.

El tiempo se detuvo y el joven apuntó al animal: «Apreté el gatillo y lo vi caer seco. En ese momento sentía una gran emoción y solamente quería expresar toda mi alegría y adrenalina», dice sobre el momento el que pudo desahogarse con un grito de victoria.

Prada se acercó entonces al jabalí y fue cuando pudo ser consciente de su exagerado tamaño y del de sus destacados colmillos: «Empecé a llorar de emoción de haberlo cazado y sobre todo en el día de mi cumpleaños. Con las lágrimas en los ojos cogí la emisora y grité ‘¡lo cacé! ¡es un jabalí enorme!’».

Detalle de los tremendos colmillos del jabalí.
Detalle de los tremendos colmillos del jabalí. © © H. A.

Un gran lance compartido

En ese momento el joven necesitaba compartir su alegría y cogió el teléfono para llamar a Jonathan, su cuñado. «Él fue el que me enseñó la afición de la caza desde pequeño y cuando descolgó me felicitó y me dijo que me tranquilizara, que pronto nos veríamos».

Su amigo, Héctor Araujo, con quien también ha contactado Jara y Sedal y quien ha enviado las instantáneas del lance a esta redacción, hablaba poco después con el joven. «A media mañana recibí una llamada de mi amigo David. Tan solo descolgué el teléfono y las lágrimas fueron protagonistas de aquella conversación», recuerda Araujo. Asegura que Prada le confesó que estaba llorando y que deseaba que finalizara la batida para que el resto de los 15 cazadores que aquel día participaban en ella pudieran compartir con él la alegría de haber cazado ese jabalí.

David junto a dos amigos y su gran jabalí.
David junto a dos amigos y su gran jabalí. © © H. A.

«Solo aquellos apasionados de la caza, que cazan juntos desde niños como es el caso de mi amigo David y yo, se pueden hacer una idea de tal momento. Enhorabuena amigo. Nadie lo merecía más que tú. Por tus horas en el monte, por estar día tras día al pie del cañón y sobre todo disfrutando juntos de esta forma de vida. Que la caza nos regale más momentos como este y que sea juntos. Porque estos sí son los momentos por los que soy cazador», agradece por último Araujo.