En los últimos años asistimos a un incremento de temperaturas y a la ausencia de inviernos de frío extremo, lo que puede animar a la africana a llegar antes a la Península. En cuanto a la fecha de partida, se está observando que en los territorios codorniceros ‘clásicos’, principalmente localizados en ambas mesetas, las altas temperaturas llegan antes, las sequías son más acusadas y las cosechas se adelantan o, incluso, se siega en verde, lo que las obliga a seguir su camino hacia áreas más frescas y elevadas, aumentando su presencia en zonas de media montaña.
Convéncelas de que se queden hasta que empiece la media veda
No podemos mantener cupos como los de hace 20 años. Sin embargo, el impacto de una incorrecta planificación cinegética es bastante menor que el que provoca la drástica intensificación de la agricultura, el uso de plaguicidas y herbicidas de forma generalizada, el aprovechamiento de los forrajes en verde o adelanto en las cosechas, entre otros.
Muchas actuaciones pasan por llegar a acuerdos con agricultores. De la mano de las medidas de la Política Agraria Común (PAC), como el pago verde que obliga a estos a llevar a cabo varios cultivos diferentes para diversificar el paisaje, se puede estimular la promoción de cultivos de ciclos más largos o de aquellos que pueden hacer que las codornices se queden más tiempo: girasol, algunas leguminosas, remolacha, maíz…
En regiones más secas podríamos retrasar las siegas de cereal, conservando una altura mínima de rastrojo de 15 a 20 centímetros y, si es posible, respetando algunas tiras sin segar en algunas de las parcelas. Son medidas que no suponen una costosa inversión pero vitales para la gestión. Por último, valora la necesidad de colocar comederos y bebederos específicos, uno al menos cada 100 hectáreas, y haz ‘respetar’ el campo hasta la media veda: la presencia de perros, paseantes y domingueros puede ser un problema.