En los años 80 había pocos sitios tan especiales para montear como la sierra de San Pedro en Extremadura, y más si se cazaba de la mano del gran Luis Higuero. En aquellos años no era raro que salieran lobos en algunas manchas y el tamaño de los trofeos de venado o de jabalí era mítico.
Yo tuve la suerte de cazar una loba en la Tomellosa en 1981 y de disfrutar de sendas acciones de montería con las organizaciones de Sierra de San Pedro y de Sª de Hornos monteando en muchas de las dehesas de esa zona: Casaliebres, la Grana, la Santa, Horrigueros, el Clavín, Alpotreque, Valdelayegua, Aceituna, el Vidrio, la Carretona, el Rincón de Azagala…
Todos acudíamos con enorme ilusión a aquellas monterías con el sueño de tirar un gran marrano o un estupendo venado que, en aquella época, eran tan escasos. Durante aquellos años, en febrero de 1983 en un día de nieve, en los cotos de Palomares y de San Simón, en plena sierra de San Pedro, Tomás Higuero cobró un cochino excepcional.
Según testigos de aquella jornada el animal debía haber sufrido todo tipo de percances en su vida: tenía un muñón viejo en una pata que acortaba su pezuña izquierda, le faltaba una oreja, estaba medio castrado por puñaladas viejas, un lazo zorrero estaba incrustado en su quijada y sus enormes colmillos contrastaban con su pequeño tamaño –en canal dio 46 kilos–.
Así se cazó el récord de España de jabalí
La historia del lance forma parte de la leyenda de la montería española. Un perro comienza a latir a un cochino resabiado de pequeño tamaño mientras la inmensa mayoría de la rehala continúa en un agarre de otro verraco imponente cerca de la cuerda. El cochino se va escabullendo como puede, pero acuden cada vez más perros a la ladra lo que obliga al animal a romper a un acero en un cierre cerca de la charca que hay en la casa.
En este preciso instante, en el que el jabalí rompe al cortadero, se entremezclan los rumores con los hechos. Algunas personas afirman que lo tira primero Juan Higuero, que cree haberlo pinchado porque el cochino va cojeando, y luego Tomás, su sobrino, lo derriba definitivamente y otros dicen que Juanito Higuero no lo tiró.
Pocas personas lo saben, al final este misterio forma parte, como dije más arriba, de la leyenda de la montería española. El jabalí una vez homologado arrojó unas medidas asombrosas: unos colmillos con una longitud de 236,5 milímetros y una anchura de 30,55 y unas amoladeras con un perímetro de 8,6 y 8,3 centímetros.
La puntuación total fue de 136,95 puntos CIC.
