¿Se puede comer un zorzal que tiene parásitos? La respuesta es «sí», y todos los científicos que han estudiado el caso coinciden. Te explicamos por qué. A pesar de que ha alcanzado notoriedad en los últimos tiempos, lo cierto es que, desde antiguo, se conoce la presencia de parásitos que afectan al zorzal y que pueden encontrarse en el aparato digestivo, los pulmones y el corazón y también, como en el caso del que nos ocupa, en los sacos aéreos y la cavidad torácica. El silvestrismo y el parany deberían ser legales en España. ©Shutterstock

Es algo relativamente frecuente que también observamos en otras especies cinegéticas como la becada o la perdiz roja, pero desde hace tiempo a los cazadores nos preocupa la aparición de ejemplares que esconden en su interior algunos no conocidos hasta no hace mucho en estas latitudes. ¿A qué nos estamos enfrentando?

Morishitum polonicum, el parásito de los zorzales

El parásito de los zorzales se llama Morishitum polonicum y es un trematodo –gusano plano– de color blanquecino o amarillento, con una longitud aproximada de un centímetro y no más de tres milímetros de anchura, que se aloja sobre todo en los sacos aéreos y en la cavidad torácica de los zorzales, por lo que se puede apreciar a simple vista al abrir el animal para retirar sus vísceras.

Hasta aquí llega a través de los caracoles que ingieren estas aves y que el parásito utiliza como hospedador intermediario para completar su ciclo vital. Los zorzales con una carga parasitaria elevada pueden sufrir una notable pérdida de condición corporal y capacidad reproductora, lo que se traduce en una disminución en las puestas.

La primera cita científica sobre la presencia en zorzales del Morishitum polonicum en lugares como las Islas Baleares es muy reciente, concretamente en el año 2018 (Jaume-Ramis y Pinya, 2018*), si bien ya se había descrito en países como Polonia, Italia o República Checa varios años antes, zonas de las que proceden muchos de los que invernan en España. Desde entonces, el número de casos ha ido aumentado generando cierta alarma entre los cazadores, llegando incluso a poner en cuestión la posibilidad de consumir la carne de los animales afectados. 

¿Supone un riesgo consumir su carne parasitada? 

Es importante indicar que no se trata de un parásito que afecte a la carne y, por tanto, ésta no va a estar parasitada, sino que los gusanos pueden apreciarse a simple vista en distintas cavidades, como hemos comentado. Además, para esta especie de trematodo en concreto, tal y como recoge la bibliografía científica disponible, no se han encontrado indicios de que se trate de una zoonosis, esto es, que pueda poner en peligro la salud de las personas. Por último, es importante mencionar que el cocinado intenso, como sucede en el caso del zorzal, destruye posibles parásitos que hubieran podido quedar tras su evisceración y limpieza.

Por tanto, al igual que han señalado otros científicos como Christian Gortázar, debemos concluir que no existe riesgo evidente en el consumo de estas excelentes carnes, por lo que, salvo en casos extremos en los que el deterioro del ave sea intenso por esta u otras causas, su consumo no debe suponer preocupación alguna.

*Jaume-Ramis, S., & Pinya, S. (2018). First record of Morishitium polonicum (Machalska, 1980) (Trematoda, Cyclocoelidae) parasitizing Turdus philomelos Brehm, 1831 in Mallorca (Balearic Islands, Spain). Bolletí de la Societat d’Història Natural de les Balears, 61, 27-33.