Durante los primeros cinco meses de 2020 en la Unión Europea se registraron un total de 6,670 casos de Peste Porcina Africana (PPA), lo que supone una reducción del 18.9% si los comparamos con los registros oficiales de 2019.

Este hecho obedece principalmente a la reducción de las incidencias en cerdos domésticos, donde el índice de positivos experimentó un descenso del 84.7% sobre los reportados a lo largo de 2020, tal y como ha informado Pocicultura.com

La mayoría de los casos de PPA se han registrado en Polonia y Hungría, con 2,538 y 2,643 incidencias respectivamente. No obstante, en este último país no hay reportes en cerdos domésticos, mientras que en territorio polaco se contabilizaron dos.

Por otro lado, los brotes en la fauna salvaje disminuyeron un 0,5%, alcanzando los 6,390, es decir un 95.8% de los casos totales contabilizados entre enero y mayo, según las cifras de la Comisión Europea.

Estonia solicitará la declaración de estado libre de PPA en jabalíes

Tras ser declarada libre de peste porcina africana en cerdos domésticos por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), Estonia aspira ahora a que la Comisión Europea la declare libre también de PPA en jabalíes, lo que abriría nuevamente el comercio del cerdo.

Según Maarja Kristian, asesora del Departamento de Salud y Bienestar Animal de la Junta Veterinaria y Alimentaria, gracias al trabajo de los cazadores la población de jabalíes se ha reducido considerablemente. El último caso en cerdos domésticos data de septiembre de 2017, mientras que en jabalíes, es de febrero de 2019, según datos facilitados a ERR.

Los expertos indican tomar estos datos «con muchísima prudencia»

Christian Gortázar.

Jara y Sedal ha hablado con Christian Gortázar, Catedrático de Sanidad Animal en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), para conocer su opinión sobre los últimos datos de PPA en Europa. A su juicio hay que interpretarlos «con muchísima prudencia, ya que la amenaza sigue existiendo».

«En el conjunto de Europa que bajen los casos es algo circunstancial que depende no solo de que estos ocurran, si no también de lo atentos que estén tanto ganaderos como veterinarios oficiales y cazadores».

Gortázar incide en el «menor movimiento humano y la menor presencia de cazadores en el campo». «Al final la detección de cadáveres es menor, y menor también la información obtenida de ellos», detalla sobre la situación generada por el COVID-19 en toda Europa.

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