Adolfo Prego de Oliver, abogado y ex Magistrado de lo Penal del Tribunal Supremo, ha protagonizado este jueves una encendida crítica al Anteproyecto de reforma del Código Penal, en materia de abandono y maltrato animal, que promueve el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Lo ha hecho durante el foro de debate científico, jurídico y político sobre la propuesta de Ley de Bienestar Animal y sus consecuencias que la Fundación Artemisan ha organizado en colaboración con el diario El Mundo.
«Yo digo cosas un tanto rotundas y contundentes», ha comenzado diciendo. «Este anteproyecto de Ley es un bodrio», añadía Prego. «Es malo de solemnidad. Lo cual no significa que yo no esté de acuerdo en que haya que reformar el Código Penal para mejorar la protección animal en las partes que corresponda hacer y en que la legislación anterior era incorrecta», proseguía sentenciando en su intervención.
Y se remontaba a principios de siglo, cuando él era vocal del Consejo General del Poder Judicial en el año 2001: «Entonces nos llegó un anteproyecto de ley de reforma del Código Penal y un aviso telefónico por parte de un partido que nos advertía que tuviésemos cuidado con ese anteproyecto. Y es que durante ese día, tres salvajes entraron en un lugar de perros abandonados y, a hachazos, les habían mutilado las patas. De ellos murieron prácticamente todos. Tal fue la indignación, que hubo una gran sensibilidad en este aspecto», debido a lo cual llegó aquel anteproyecto.
«Yo, personalmente, llamé al Ministro de Justicia y se lo advertí que habría que hacer algo contra ese tipo de salvajadas», recordaba el abogado. «El anteproyecto se modificó y se incluyó en la primera reforma del Código Penal que castigaba como delito el maltrato cruel de los animales de forma injustificada, pero lo hicieron mal. Y el informe, que lo hice yo, criticaba los defectos que tenía esa reforma», recordó.
«Defiendo que los animales de caza cacen con su dueño porque son felices así»
Prego continuó ahondando en el asunto de esta forma: «Ese texto lo redacté yo e hicimos un informe negativo de esa reforma y eso no se modificó hasta muchos años después. Y ahora nos encontramos con que, pasado el tiempo, viene este anteproyecto, que lo empeora aún más, porque falla en el tiro», proseguía denunciando el abogado. «Yo soy cazador, me gustan los toros y defiendo la Fiesta, y también defiendo la caza y las monterías, y defiendo que los animales de caza cacen con su dueño porque son felices así y son infelices cuando están encerrados en un piso en Madrid», argumentaba.
«La gente que no caza ni conoce los perros, con los que yo he vivido durante cuarenta años de mi vida, y los que somos entusiastas de los animales pero no somos animalistas porque no somos tontos, pretendemos erradicar los actos salvajes de la crueldad humana, que es el ser más perverso en cuanto a hacer daño a los demás por el puro placer de serlo», defendía.
Y proseguía en su crítica a la reforma del Código Penal con este discurso: «Yo, realmente, me he quedado pasmado con este proyecto, que es antropocéntrico, que castiga la causación de lesiones que objetivamente requieran de tratamiento veterinario», exponía. «Miren, el sufrimiento de un animal no está en una lesión; lo que hace sufrir a un perro es el abandono de su dueño y que vivan en situaciones higiénico-sanitarias incompatibles con su organismo y funcionalidad animal. Pero aquí se castiga la causación de lesiones que objetivamente requieran de tratamiento veterinario. Pero no es eso», detallaba. «Los actos de crueldad como la mutilación de los perros no tienen nada que ver con la caza o con los toros. Eso es una salvajada que no tiene nada que ver con el uso utilitario del animal», añadía el ex Magistrado.
Y dejaba una reflexión final: «Abandonar a un perro no tiene nada que ver con las lesiones. Ese perro no se morirá. Ese perro se recogerá y será llevado a un lugar para ser tratado adecuadamente», dijo antes de señalar que «lo que le duele a ese perro es el abandono», citando que es miembro de una sociedad de protección de animales abandonados. Y puso otro ejemplo: «Hace un tiempo me avisaron que había un perro en una gasolinera de Jaén y fui a por él desde Segovia, y el perro estaba agradecido durante todo el viaje, dando lametones a mi mujer. Ese es el campo y el culto que debería atajar esta ley, y no lo ataja», concluía.