En los bosques nubosos de la Sierra Madre del Sur, en México, la cámara de un investigador ha captado lo impensable: un conejo que se creía extinto desde hace más de un siglo. El Sylvilagus insonus, conocido como conejo cola de algodón Omiltemi, ha sido redescubierto gracias a la persistencia científica, el conocimiento de los cazadores locales y el respaldo de una iniciativa internacional de conservación.

El papel clave de los cazadores locales

La historia comenzó con los relatos insistentes de los cazadores de la zona, que aseguraban haber visto conejos distintos a los habituales. Las descripciones coincidían con las del Omiltemi, y aunque la comunidad científica lo consideraba extinto desde hace 120 años, un grupo de investigadores decidió prestar atención. Fue entonces cuando, siguiendo las indicaciones de los lugareños, instalaron cámaras trampa en lugares estratégicos del bosque.

Tras cinco años de trabajo, las imágenes del escurridizo conejo aparecieron finalmente. «Me quedé completamente sorprendido y muy feliz de haber tenido la oportunidad de ver uno», relató José Alberto Almazán-Catalán, el investigador que lideró el proyecto. El descubrimiento ha sido recibido como un hito tanto por la comunidad científica como por los habitantes que siempre creyeron en su existencia.

Una esperanza llamada Re:wild

Este logro se enmarca dentro del programa Re:wild, una iniciativa global que busca redescubrir y proteger especies consideradas perdidas. Con esta aparición, el conejo Omiltemi se convierte en la decimotercera especie recuperada por el programa, lo que subraya su eficacia y la importancia de invertir en proyectos de conservación a largo plazo.


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La Sierra Madre del Sur, con su difícil acceso y riqueza biológica, se confirma como un refugio de biodiversidad aún por descubrir. Con menos del 15% de las especies terrestres documentadas, cada hallazgo como este abre una ventana al conocimiento y refuerza la necesidad de proteger los ecosistemas más frágiles del planeta.

Retos y oportunidades tras el redescubrimiento

Observar al conejo es solo el primer paso. Ahora será necesario estudiar sus costumbres, su dieta y su papel dentro del ecosistema para definir un plan de protección eficaz. Uno de los grandes desafíos será asegurar la conservación de su hábitat y reducir las amenazas provocadas por la actividad humana.

El propio Almazán-Catalán lo explicó con claridad: «Son importantes para la dispersión de semillas, sus excrementos fertilizan el suelo y forman parte de la cadena alimentaria de depredadores como serpientes, búhos, tigrillos, ocelotes, pumas y coyotes». Esta declaración subraya la trascendencia del Omiltemi en el equilibrio del ecosistema montano.

La colaboración entre ciencia y comunidad ha sido clave en este nuevo redescubrimiento. La experiencia ha demostrado una vez más que los conocimientos tradicionales y la observación cotidiana pueden convertirse en aliados imprescindibles para la conservación. Hoy, los ojos del mundo miran hacia la Sierra Madre del Sur con renovada ilusión.

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