Por Pilar Ruiz (Veterinaria)

Con el frío nuestro perro necesitará más calorías para mantener el calor corporal. Este incremento va a depender de varios factores. El primero, su tamaño. Los pequeños sufrirán a sufrir mayor pérdida de calor, así que un podenco de ocho kilos necesitará ingerir más calorías en su ración habitual que un braco. Otro aspecto es el pelo: en invierno, su capa de subpelo aumenta, lo que le sirve de aislamiento térmico. Así, un setter tendrá más protección natural frente al frío que un pointer.

El aislamiento de la perrera, o que duerma en el interior de una vivienda, es otro factor que más va a condicionar la necesidad de calorías: si duerme en un lugar frío su demanda de calorías se dispara. Y por último, el ejercicio físico: además del frío, si nuestro perro sale al campo con regularidad necesitará que aumentemos su ración de comida.

¿Cuál es pienso es el más adecuado?

Si la actividad física de nuestro perro no aumenta y la perrera dispone de adecuado aislamiento térmico podemos seguir alimentándole con el pienso habitual. En caso contrario recomiendo acudir a las gamas de alta energía, que proporcionan mayor cantidad de calorías y nutrientes en la misma cantidad de alimento. Mi consejo es, siempre que sea posible, elegir uno de la misma marca comercial que su pienso habitual para asegurarnos una buena tolerancia digestiva y evitar diarreas.

¿Cómo cambio su pienso habitual a otro de alta energía?

El cambio al nuevo pienso debe ser gradual, de forma que vayamos incrementando cada día la cantidad del nuevo a la vez que disminuimos la del anterior, mezclando ambos en el comedero.

¿Es conveniente aumentar su ración?

No, debemos recurrir a los piensos de alta energía. Si sus necesidades energéticas aumentan, para cubrirlas con su pienso habitual tenemos tendríamos que aumentar considerablemente la cantidad, lo que le acarrearía problemas digestivos.

Además, los perros de razas grandes, como bracos, pointers y setters, debido a la anatomía de su estómago, tienen riesgo de sufrir el síndrome de dilatación-torsión gástrica que además se ve incrementado con el ejercicio físico después de la ingestión del alimento. Es una situación de extrema gravedad –el estómago se hincha de aire y rota sobre su eje– que requiere cirugía de urgencia para evitar la muerte del perro. 

¿Le estoy dando suficiente comida?

Si ingiere menos alimento del que necesita va a perder peso al consumir sus propias reservas. No siempre nos es posible pesarle semanalmente, por lo que podemos fijarnos en su condición corporal. Estará en su peso óptimo si no le vemos las costillas ni las vértebras pero sí las podemos tocar cuando le acariciamos. Si empezamos a verle el costillar es señal de que necesita más alimento. Si no las notamos al tacto será debido a la capa de grasa, síntoma de que le estamos sobrealimentando.

 ¿Debo añadir vitaminas al pienso de mi perro de caza?

En principio no, pues un pienso de alta energía va a cubrir todas sus necesidad nutricionales. Podríamos plantearnos esta opción en el caso de perros que además de alojarse en lugares fríos realizan una actividad física frecuente o cazan en invierno, pues así nos aseguraremos de que sus defensas se mantendrán fuertes.

Además, podemos aportarles un extra de energía a través de la grasa animal, ya que su metabolismo es altamente eficaz para transformarla en glucosa. No conviene darles huesos ni otros restos de comida casera si sólo están habituados a comer pienso, ya que le ocasionarán vómitos y/o diarreas.