El doctor en Psicología y profesor de la Universidad de Oviedo José Manuel Errasti ofreció un brillante discurso contra el animalismo durante el Simposio ‘Los animales y los hombres’ en el que aseguró que «el 90% de los alumnos de Psicología prefieren la muerte del torero a la del toro».
11/4/2019 | Redacción JyS
El pasado 29 de marzo tuvo lugar en el Senado español el Simposio «Los animales y los hombres», en el que participaron importantes personalidades de la cultura y la sociedad para analizar el fenómeno del animalismo desde diferentes puntos de vista –antropológico, filosófico, psicológico, jurídico, ecológico, histórico…–. Una de las primeras intervenciones fue la de José Manuel Errasti, Doctor en Psicología y profesor en la Universidad de Oviedo, que dejó uno de los momentos contra el animalismo con más calado de toda la jornada.
Errasti participó en una mesa redonda en la que también estuvieron presentes Francis Wolff, -filósofo francés-, François Zumbiehl -doctor en Antropología y escritor-, André Viard -presidente del Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas de Francia-, Ángel Martín Vicente -profesor de Ecología de la Universidad de Sevilla-, Santiago David Domínguez Solera -doctor en Historia y Arqueología- y Carlos Ruiz Villasuso -periodista y escritor-.
¿Prefieren los alumnos de Psicología la muerte del toro o del torero en una corrida?
Según narró, Errasti imparte clases en primero del grado de Psicología en la Universidad de Oviedo y el primer día de clase tiene por costumbre hacer una encuesta informal a los alumnos con una batería de preguntas muy variadas. Desde hace unos años, según siguió contando, decidió incluir entre esas preguntas una «terrible», como así la calificaba, «que me sugirieron y me animé a hacerla». Esta era que, si en una corrida de toros, ellos preferían que muriese el animal o el torero.
«Yo hacía esta pregunta convencido de que algún caso encontraría de alguien que contestase que prefería la muerte del torero y, para mi sorpresa, desde hace diez años cerca de dos tercios de los alumnos universitarios contestaban que preferían la muerte del torero a la del toro», dijo Errasti. En el transcurso de este último decenio en el que ha continuado haciendo siempre esta pregunta –«que solamente plantearla resulta muy trascendente», afirmaba el profesor- la proporción «ha ido aumentando y en los últimos dos años prácticamente el 90% de los alumnos que contestan a esta encuesta afirman que prefieren la muerte del torero antes que la muerte del toro en una corrida».
Defendía que era cierto que da clase en Oviedo, uno de los puntos de España con menor raigambre taurina, «pero creo que no podemos ignorar que estamos ante un gravísimo problema social: hablamos de la práctica totalidad de alumnos que están cursando una carrera humanista. A mí esto me ha hecho preguntarme cómo hemos llegado hasta aquí en tan poco tiempo», dijo el profesor.
«Antes, el paradigma del animal era la bestia; ahora es la mascota»
La naturaleza, «tal y como la entienden los urbanitas, da lugar a la invención de los animales en la ciudad bajo el prototipo de la mascota». Si en otras épocas históricas el paradigma de animal era la bestia, «ahora el paradigma del animal es la mascota», reiteró. «La mascota es el modelo respecto sobre el cual ellos entienden el resto del mundo animal». Además, el profesor dijo que «este paradigma está favorecido por Disney y los medios de comunicación».
Se entiende que desde el lado antianimalista, «en tanto que los animales no son personas, necesariamente deberán ser cosas»; en el lado animalista se entiende que «los animales, que no son cosas, necesariamente deberán ser personas. Ambas posturas son falaces y se equivocan», advirtió Errasti. En conclusión, y respecto a los propios animales, dijo que «estamos ante seres operantes pero que no pueden ser considerados personas porque no tienen dimensión histórica ni política».
Un ejemplo final
El profesor terminó su intervención con un claro ejemplo: «Si yo abandono unas gallinas en una isla desierta y vuelvo 15 o 20 años después, las gallinas siguen ahí. Si yo abandono a unos humanos en una isla desierta, a los 20 años han generado historia, han generado estados». La naturaleza humana es «intrínsecamente conflictiva e inherentemente política», dijo. En este sentido, el ser humano «es un sujeto histórico y, por ello, está dotado de derechos que no caen del cielo, que no son naturales sino que son acuerdos que los sujetos políticos le dotan para poder funcionar».
A continuación mostramos el vídeo con la interesante intervención del profesor Errasti.