Nos encontramos en pleno invierno y a punto de vivir una ola de frío. Uno de los efectos de las temperaturas gélidas es encontrarnos con los cristales del coche cubiertos de hielo, un inconveniente que ya es todo un clásico. Sin embargo, ya no va a ser un problema para los cazadores cuando conozcan este truco.

En general, la técnica más utilizada es encender el motor y esperar con paciencia a que ese hielo vaya desapareciendo poco a poco. No obstante, con este ingenioso método que aprovecha un producto habitualmente desechado por los cazadores, eso pasará a la historia.

Existen también otras opciones muy conocidas como es la mezcla de agua y vinagre que se aplica sobre los cristales. Pero ahora te mostraremos otra que quiere sumarse a las más recurridas a lo largo del frío invierno.

El truco para quitar el hielo de los cristales del coche

Para ponerlo en práctica tan solo tendremos que quedarnos con el típico plástico donde vienen organizadas las balas dentro de las cajas de cartón. Lo normal es que vengan dos partes y que cada una de ellas contenga un total de 10 unidades que a su vez puede partirse en dos de cinco cavidades.

BALAS DE CAZA NORMA
Un estuche de munición Norma.

Si nos fijamos con detalle en este plástico, en uno de sus lados podemos ver que su grosor es más fino que el resto. Esta zona sirve a las mil maravillas para raspar y quitar el hielo del parabrisas, por ejemplo, después de una jornada de caza en la que las bajas temperaturas provoquen que este cristal se hiele.


Este ingenioso invento permite sacar las piezas de caza del monte sin esfuerzo


Lo más curioso es que este no es el único uso que se ha dado a conocer respecto a este producto al que pocas veces se le echa cuentas. Los portabalas pueden sernos un gran aliado para otras labores que difícilmente nos habríamos imaginado.

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Además de para librarnos del hielo del parabrisas, también pueden servir como iniciadores del fuego. Al estar fabricados con materiales reciclados a base de fibra de madera, una de sus funciones es ayudar a encender fuego en lugares fríos o húmedos. Sin duda, esto es de agradecer en los helados días de campo que ahora estamos viviendo.