Fundación Artemisan ha elaborado un decálogo que analiza la problemática de los incendios forestales en España y da respuesta a por qué se están quemando los bosques en nuestro país, en uno de los veranos más trágicos para los montes desde el año 1994, con una superficie quemada que supera ya las 200.000 hectáreas.
A través de 10 puntos, la entidad analiza con datos estadísticos distintas cuestiones que pretenden hacer reflexionar a las administraciones sobre las medidas que se vienen tomando los últimos años y expone propuestas y medidas de gestión para mejorar la prevención y extinción de incendios en el medio natural.
Entre las causas de los incendios, la entidad señala principalmente al incremento de masa combustible debido a la pérdida de gestión forestal y ganadera, muy ligada a la despoblación rural. Todo ello influenciado por unas políticas forestales realizadas en las últimas décadas.
En este sentido, señala que las administraciones, aunque han incrementado cada año su gasto en medidas de prevención y extinción, han reducido de forma drástica y exponencial las inversiones en reforestaciones y en gestión forestal. Además, destaca que la propia legislación ambiental está impidiendo ejercer labores de prevención por un exceso de proteccionismo y burocracia, que impide muchas veces no solo agilizar estas labores, sino directamente ejecutarlas.
Gestión forestal, principal razón
Así, la entidad apuesta por la gestión forestal como principal herramienta de prevención, y propone adaptar la normativa para facilitar a los propietarios el desarrollo de acciones, reducir las limitaciones de los planes de gestión de espacios naturales protegidos para fomentar inversiones y fomentar la figura del Ingeniero de Montes, Ingeniero Forestal y Técnico Forestal en las administraciones públicas.
Igualmente apuesta por facilitar el aprovechamiento de la biomasa forestal como energía renovable, por el incentivo de quemas prescritas y controladas en invierno, el incremento de los presupuestos regionales en materia de prevención en montes o por el desarrollo de un nuevo Plan Forestal Nacional con objetivos de reforestación a 10 años con especies menos pirófitas que permitan una mejor defensa.
Entre otros puntos, insta a permitir que la reforestación de terrenos no agrícolas y a que el desarrollo de acciones en materia de prevención de incendios contabilice para la creación de sumideros de carbono, así como a incentivar y fomentar el desarrollo de planes de Ordenación Forestal.
También pide establecer un órgano de coordinación entre gestores públicos y privados donde la guardería cinegética y los gestores forestales, verdaderos custodios del territorio, puedan asumir competencias de labores de prevención. Asimismo, pide incluir en el Consejo Asesor de Medio Ambiente a estos custodios, reduciendo el número de asociaciones ecologistas del mismo.
Las especies cinegéticas y ganaderas, auténticos ‘cortafuegos’
Finalmente, aboga por reconocer las especies cinegéticas, junto con las ganaderas, como elementos fundamentales para el aprovechamiento del monte y como auténticas desbrozadoras que trabajan en la prevención de incendios, así como por fomentar el desarrollo de la ganadería extensiva mediante incentivaciones en la nueva PAC.
Entre otras muchas cuestiones, el documento hace especial hincapié en la necesidad de la ordenación de los montes públicos y la incentivación a la ordenación de los privados por parte de las administraciones, a través de instrumentos de gestión forestal, puesto que solo el 20 % de la superficie forestal española está ordenada, lo que influye negativamente en la prevención y lucha contra los incendios.
Para la entidad, es necesario que una vez terminado este trágico verano para los montes españoles, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y las Comunidades Autónomas se sienten a analizar con autocrítica y reflexionen si es posible hacer más y mejor en beneficio del futuro de los bosques, la biodiversidad y el medio rural.
Puedes descargar aquí el decálogo