Las redes sociales están llenas de curiosos vídeos en los que podemos ver a los animales en multitud de situaciones diferentes. Algunos de ellos muestran el popular ‘baile’ que las becadas realizan y que con la explosión de redes sociales como TikTok, tienta a insertarle una música pachanguera con el fin de acumular cientos de likes.

Sin embargo, más allá de lo poco o muy divertido que pueda parecer un vídeo con una becada ‘bailando’, lo que mucha gente desconoce es que este curioso ritual ha sido estudiado por varios científicos si bien, aún se desconoce por qué lo hacen exactamente. Según el científico y naturalista Bernd Heinrich, cuando las becadas saben que están siendo observadas, es cuando es probable que comiencen con su ‘baile’, y si es en un hábitat abierto donde es más probable que un depredador las detecte, aún más.

Heinrich comenta en su libro Northeastern Naturalist que estudió el comportamiento de las becadas concienzudamente y que estas se mecieron sólo cuando se alejaban de él. Cuando se detenía, estas aves se detenían. Y cuando comenzaba a caminar hacia ellas de nuevo, las becadas comenzaban su baile una vez más. Además, advierte, «no se mecen cuando están en el bosque», donde están más camufladas.

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¿Una forma de cortejo? ¿Para facilitar la búsqueda de insectos?

Aunque hay quienes han afirmado que podría ayudarles a la búsqueda de insectos bajo tierra o que podría ser parte del cortejo de la hembra, dice Heinrich que no es probable ya que también ‘bailan’ sobre el asfalto o la nieve, y no hay invertebrados que se encuentren de esa manera. Además, la forma en que las aves colocan las patas en el suelo es suave, y no, como dice Heinrich, «el tipo (de caminata) diseñado para causar vibraciones en la tierra». Si ese fuera el caso, el ave probablemente pisaría fuertemente el suelo, ya que las vibraciones de este tipo son las que hacen que los gusanos y los insectos se muevan.

En la mayoría de los vídeos que muestran este comportamiento en Internet, se filmaron becadas en entornos con una amenaza cerca. Las becadas grabadas estaban fuera de su hábitat preferido (Bent 1927, McAuley et al. 2013) o cerca de los humanos y, por lo tanto, se encontrarían potencialmente «nerviosos por el miedo y la sospecha» como Pettingill (1936) había supuesto originalmente.

Esto último hace pensar que este curioso comportamiento de la becada, como suponía Heinrich, se deba a una táctica relacionada con la depredación. Probablemente para evitar ser capturadaen espacios abiertos.