El pescador Yoe García, de 27 años de edad y natural de Guijo de Granadilla, en la provincia de Cáceres, logró capturar en la tarde de este miércoles, 29 de junio, una espectacular trucha en el río Alagón que, según afirma, «dio un peso de 7 kilos y 700 gramos» y midió «77 centímetros», lo que la convierte en uno de los ejemplares de esta especie más destacados de este 2022 en España.
Además, se da la peculiaridad de que el pescador no acudía en busca de esta especie, sino que iba equipado con su caña de carpfishing con la intención de disfrutar de una jornada de pesca de lucios y barbos con pez vivo como cebo cuando, casualmente, le picó a su caña este ejemplar, según ha explicado a la redacción de Jara y Sedal.
Tenca viva como cebo
«Lancé mis dos cañas a fondo y esperé, y me llevé esta grata sorpresa a última hora de la tarde», señala García. «Antes, ya tuve la oportunidad de sacar un barbo, pero cuando vi cómo tiraba la caña, no me creía lo que podría haber detrás», señala sobre un cebo que estaba situado a una profundidad de unos 40 centímetros aproximadamente.
«Tenía la boya a la mitad del río desde la orilla aproximadamente», sigue describiendo García, que explica que antes no había capturado ninguna trucha así, sino con mosca. «No me imaginaba que había truchas en este río ni mucho menos sacar este aparato», añade.
La lucha con la trucha: «Ni en mis mejores sueños hubiese imaginado hacerme con un ejemplar así»
Sobre la batalla con la trucha, el pescador explica que no fue larga, pero sí intensa: «Me dio unos primeros toques, tiré un poco del hilo, y en el momento en el que tensé, tiré un poco de la boya y ya dio el tirón. Tampoco la tenía muy alejada, por lo que me la pude traer pronto, pero sí ofreció una intensa lucha», expone García.
Al final, tuvo la recompensa de tener entre sus manos un pez único en uno de los lugares que no creía que existían truchas de este tamaño: «Ni en mis mejores sueños hubiese imaginado hacerme con un ejemplar así, y más en una jornada en la que iba a pescar otro tipo de peces», concluye García su relato.