El cazador turolense Juan José Fidalgo abatió, hace unas semanas en un coto social de la provincia de Teruel, a dos jabalíes en el mismo puesto durante una inolvidable noche de espera por daños. Fidalgo ha narrado el apasionante momento a Jara y Sedal: «No se me olvidará jamás», dice sobre aquella jornada de caza.

Armado con su rifle Browning en calibre .30-06 y munición Winchester, ya al atardecer tuvo la oportunidad de ver a los dos macarenos: «Poco a poco se fueron acercando al comedero y se pusieron a pelear por ver quién era el que mandaba en el territorio», relata el cazador.

El primero en caer, el jabalí de 138 kilos

Otra imagen de los jabalíes abatidos. © J. J.

Juan José permanecía callado, atento a todos y cada uno de sus movimientos hasta que llegó la hora de la acción. «Se oían los panizos y vinieron donde estaba yo. Se empezaron a pegar y, justo en la pugna, logré abatir el más grande, que tenía un peso de 138 kilos». Fue un certero disparo en la paletilla, pero aún quedaba el otro animal que, en contra de lo que cualquier cazador pudiese pensar, volvió tras ser espantado por el disparo.

A la hora y media, el segundo animal

Lo más sorprendente de esta noche de espera fue que, a la hora y media Juan José abatió al segundo animal, que volvió a pegarse con su contrincante muerto. «Como vi que no se había ido lejos el otro, me quedé esperando y, a la hora y media, volvió y empezó a pegarle al otro estando incluso muerto», relata sobre aquel sorprendente momento.

Tras ello, pudo disparar y cazar al segundo macareno, de 110 kilos de peso, en una noche de espera que no se le olvidará jamás a este cazador aragonés.

Otra noche de espera similar

jabalí espera
El joven Álex, junto al jabalí medallo de oro. / A.O.

El joven andorrano Álex Otal, de 30 años de edad, logró hacerse en una jornada de espera en un coto de la provincia de Huesca con dos grandes jabalíes, pero lo más destacable es que uno de ellos fue finalmente medalla de oro con 118 puntos. Además, se da la casualidad de que ese día Álex estrenaba el rifle Browning que hacía algunos días le había regalado su padre. Así fue la noche.