Los cazadores españoles son conocidos en el mundo entero por ser unos auténticos apasionados de la caza del jabalí. Con independencia de su tamaño, esta pieza es la que más nervios lleva al límite de cuantas se cazan alrededor del planeta. Llevamos en los genes la caza en montería y batida y todo lo que sea un cochino corriendo por un laderón nos vuelve locos.

Un ejemplo claro es la última producción de nuestro amigo Pedro Ampuero. Viajó hasta las escarpadas cumbres de Tayiquistán y aprovechó la expedición para dedicar unos días a la caza del jabalí. En estos países en los que la religión islámica impera, los jabalíes disfrutan de un verdadero Edén. Por estos lares, las personas que profesan esta religión tienen prohibido tocar al cerdo y sus parientes, por lo que las poblaciones están disparadas. Además, el tamaño de los grandes machos es el reclamo perfecto para los cazadores de fuera.

Pedro Ampuero con el impresionante jabalí abatido. © Pedro Ampuero

El lance con el jabalí de toda una vida

Durante el vídeo, Pedro muestra la dureza del entorno y llega a asegurar que es «la cacería de jabalí más dura de mi vida». Después de cobrar un cochino precioso en un lance de infarto y de presenciar una auténtica estampida cochinera en una de las entradas realizadas, Pedro se disponía a despedir el vídeo y marcharse al aeropuerto para volver a España.


Un conocido recortador de toros caza un descomunal jabalí en Palencia


Sin embargo, todo se precipitó. Mientras grababa la despedida, una piara salió espantada en la ladera de enfrente. Más de 30 cochinos en fila india ascendían y un enorme ejemplar se ubicaba en el centro del carrusel. A la carrera, Pedro logró encontrar una buena posición de tiro, puso la cruz de su visor en el lomo del gran jabalí y apretó el gatillo. Dos balazos del 6,5 PRC consiguieron tumbar a la mole.

Como resultado, un soberbio jabalí macho de más de 140 kilos con un trofeo descomunal. La reacción del cazador al llegar a su pieza es de las que ponen los pelos de punta. Con las manos en la cabeza y una sonrisa imposible de reproducir, Pedro acababa de cobrar el jabalí más grande de su vida. Aquí tienes el impresionante documental.

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