Su nombre es Enrique Huerta García y es un pastor de tan solo 17 años. A su corta edad ya ha visto peligrar su vida por la presencia de dos lobos en la zona a la que acudió para recoger su rebaño de cabras. La escena no acabó de manera tan trágica como podría haberlo hecho si no llega a ser por cómo actuó el joven ante el peligro de un posible ataque de estos animales.
Ocurrió en torno a las 20:00 horas del pasado martes, 2 de abril, en las proximidades de Santianes de Ola, una pequeña localidad de Asturias. Kike, como le conocen sus amigos, iba a recoger su rebaño cuando, de repente, se encontró con dos lobos que estaban devorando a una de sus cabras.
Las demás no estaban pastando y se habían apartado de la zona en la que habitualmente lo hacen, por lo que poco antes ya comenzó a sospechar que algo pasaba. Ante esa imagen, el joven pastor reaccionó tratando de defender a su cabra y fue en ese momento cuando los cánidos se enfrentaron a él. «En vez de irse, empezaron a gruñir y venir hacia mí», ha asegurado en una entrevista publicada por Cope Ribadesella.
Así huyó el pastor
El peligro era evidente y algo tenía que hacer para evitar que estos temibles animales le alcanzaran. Por ello, y tal y como ha asegurado al citado medio, el joven corrió pendiente abajo en busca de algún refugio en el que ocultarse y, finalmente, lo encontró entre los árboles que separan la aldea de la zona de la sierra en la que suele pastar su rebaño.
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La situación llegó a ser tan crítica que los lobos le acorralaron. Ante ello, la única opción que vio de salvarse fue subirse a un árbol y así lo hizo. Una vez ahí arriba, desde la altura avisó a voces a sus padres para que le ayudaran a salir de allí. Llamaron a la Guardia Civil, pero, según sus propias palabras, nadie acudió a rescatarle.
Tras un cuarto de hora subido al árbol los cánidos desistieron y se marcharon de la zona, dejando el cuerpo sin vida de la cabra a la que el pastor intentó salvar.
Por su parte Vicente Huerta, padre del joven, ha anunciado en declaraciones a la Nueva España acciones legales por parte de la familia: «Vamos a poner una denuncia para ver si la Consejería se empieza a tomar las cosas en serio y toma medidas. No puede valer más la vida del lobo que la de una persona».