Los frenos de boca son artilugios que llevan años en el mercado y que están diseñados para reducir el retroceso del arma. El principio se basa en desplazar los gases en la salida del cañón en distintas direcciones para contrarrestar el desplazamiento del rifle en el disparo.
Cuando disparamos un arma los gases salen del cañón a una altísima presión y velocidad empujando y desplazando el arma en sentido contrario. Modificando la dirección reducimos ese desplazamiento y por consiguiente el retroceso. Los hay de muchos tipos y tamaños y son muy efectivos llegando a ofrecer una reducción de hasta un 35 o 40% según su diseño.
La gran mayoría van enroscados al cañón y su eficacia depende del número de orificios, los ángulos al mecanizarlos y su diámetro o forma. Algunos hoy en día viene con unos cortes sólo en los laterales para minimizar el muzzle jump y no levantar polvo cuando tiramos a ras de suelo. Otros como el Magnaport (típicos en los Blaser) son unos cortes integrales en el cañón y se hacen mediante EDM (electroerosión) quedan muy discretos pero su reducción de retroceso es algo menor, en torno al 20 o 25%.
Pero, cuidado, todos tiene algo en común: el ruido que percibimos al tirar es mucho mayor y es aconsejable usar siempre protección.